‘Spo’ y ‘Pop’ en el candelero de NBA

El entrenador Gregg Povovich da instrucciones al jugador argentino Manu Ginóbili, del quinteto de San Antonio que será un hueso duro de roer.

El entrenador Gregg Povovich da instrucciones al jugador argentino Manu Ginóbili, del quinteto de San Antonio que será un hueso duro de roer. Crédito: Ap

MIAMI/AP — Aparte de ser conocidos por la primera sílaba de sus apellidos, los entrenadores que chocan en esta final de la NBA están en polos opuestos.

Y por supuesto que los dos posiblemente no estén de acuerdo con esa afirmación.

Erik Spoelstra, de Miami, viste con elegancia y es de estudiar las estadísticas. Gregg Popovich, de San Antonio, suele quitarse la corbata y mil veces preferiría hablar de vinos que de él mismo. Ambos son individuos que cuidan con recelo su intimidad. Pese a todas las estrellas del Heat y los Spurs —LeBron James y sus cuatro galardones al más valioso— contra Tim Duncan y sus cuatro campeonatos— Spo y Pop estarán en el candelero.

“Es fácil hablar sobre las similitudes que tienen en contraste a sus diferencias”, dijo el analista de ESPN Jeff Van Gundy, ex técnico de la NBA.

“Ambos van a estar en el Salón de la Fama. Ambos son respetados por sus colegas, y ambos tiene un grado de humildad que refleja el trabajo de entrenador en la NBA de la manera más positiva posible”, apuntó.

Spoelstra dirigirá por tercer año seguido en una final y busca un segundo campeonato en fila. Popovich va por su quinto título, el último conseguido ante James y los Cavaliers de Cleveland en 2007, y podría igualar a Phil Jackson como los únicos entrenadores que han conquistado campeonatos en tres décadas diferentes.

Por ahora, sólo Jackson, Red Auerbach, John Kundla y Pat Riley — el mentor y patrón de Spoelstra en Miami — cuentan con cinco anillos como entrenadores.

“Quizás no lo muestro como se debe, pero es muy especial”, dijo Popovich luego que su equipo barrió a Memphis en la final de la Conferencia del Oeste. “No más estoy bien orgulloso de un grupo por el oficio del grupo durante toda la temporada para llegar a este punto y estoy seguro de que hemos sido un equipo al que se le había descartado como uno al cual su mejor momento era cosa del pasado”.

Spoelstra reemplazó a Riley hace cinco temporadas y suma el doble de victorias sobre los partidos que ha perdido. Le ha tocado lidiar con el circo de distracciones desde que el Heat adquirió a James y Chris Bosh para jugar junto a Dwyane Wade en 2010. San Antonio ni se acerca a semejante tipo de publicidad, es lo que permite ser un equipo en una ciudad pequeña.

Ahora, Spoelstra ni siquiera se inmuta con lo que describe como “el ruido”. Ni lo hizo durante la presentación del trofeo de la Conferencia del Este. Spoelstra ya había olvidado la intensa pulseada con los Pacers de Indiana para concentrarse en el duelo contra los Spurs por el título de la NBA.

“Tenemos que estar preparados dentro de pocas horas. … Son un gran equipo. Creo que estos dos equipos siempre se han respetado por tener fundaciones y culturas similares”, dijo Spoelstra.

En cuanto a Popovich, tal vez no exista otro entrenador en la liga que más desprecie las entrevistas durante los partidos, las que suele hacerse al término del primero y tercer cuartos en los partidos que se transmiten a nivel nacional.

No es algo personal. Es que prefiere dirigir en vez de hablar.

“Dice lo que necesita decir y listo”, dijo Duncan. “Es lo que he aprendido. Me mata de risa. Me parece tremendo. Como he hecho, va al grano. Dice lo que necesita decir y se va”.

Popovich no se aburre de hacerlo. En estos playoffs no más, entre lo más destacado de sus entrevistas, dijo con cierta seriedad que Duncan era quisquilloso; que quería buscarle otro equipo a Manu Ginóbili por tomar malos tiros; adelantarla al reportero que la iba a dar una respuesta trillada. También ofreció una respuesta genial cuando le preguntaron qué es lo que más la gusta del día de un partido: “Cena”, manifestó Popovich.

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