Ethan Hawke trata de dar credibilidad a ‘The Purge’ (video)

Crítica de cine: El filme ofrece una purga un tanto ridícula.

Ethan Hawke defiende a su familia en 'The Purge', que se estrena hoy.

Ethan Hawke defiende a su familia en 'The Purge', que se estrena hoy. Crédito: Universal Pictures

En el año 2022, Estados Unidos es un país casi perfecto. El paro está en un 1%. No hay crimen. Todo el mundo parece feliz.

Pero… por alguna razón he escrito “casi perfecto”.

Una vez al año, el gobierno permite a todos los ciudadanos participar en una “purga”: una noche en la que todo tipo de actividades ilegales están permitidas, incluido el asesinato.

Es una forma de lidiar con la ira, la angustia y, especialmente, el menosprecio por aquellos considerados innecesarios o una molestia por la sociedad.

La familia Sandin, liderada por James (Ethan Hawke) y su esposa Mary (Lena Headey), se preparan para pasar esa jornada en su hogar petrificado, que cuenta con un sistema de seguridad aparentemente perfecto, creado precisamente por aquél.

Pero los acontecimientos no tardarán en dar un giro dramático, terrorífico y sangriento: el hijo de los Sandin, Charlie (Max Burkholder), dejará entrar en su hogar a un hombre (Edwin Hodge) asediado por un grupo de ciudadanos, encabezado por un joven sutil (Rhys Wakefield); mientras que su hija Zoey (Adelaide Kane) deberá lidiar con su novio (Tony Oller).

Durante un buen porcentaje de su metraje, The Purge se deja ver como una correcta combinación de títulos como Panic Room e Insidious, con elementos del cine de terror aquí, del “thriller” allá, y de acción de vez en cuando.

Pero, de repente, y durante sus últimos quince minutos (o menos: el filme no alcanza ni la hora y media), su director y guionista James DeMonaco (que ha escrito títulos mucho más interesantes como The Negotiator y el “remake” de Assault on Precinct 13, también con Hawke) parece como si no tuviera confianza en lo que ha contado hasta ese momento y elimina la narrativa hasta entonces centrada en el personaje de Wakefield (el mejor actor de la función) para insertar una de nueva absolutamente ridícula, innecesaria y torpe.

De este modo, The Purge —que se estrena hoy y ha sido clasificado R— pasa de ser un largometraje simplemente distraído (y altamente violento) a un producto radicalmente ofensivo (no moralmente, sino cinematográficamente) y, simplemente, absurdo.

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