Necesidad de una reforma migratoria integral
La enmienda de “Aumento de efectivos en la frontera” de los senadores republicanos Bob Corker y John Hoeven, difícilmente puede digerirse como una reforma migratoria dada su parcialidad socioeconómica congruente con la posición política de John Boehner, jefe de la cámara baja de los republicanos, quienes aparentemente no simpatizan con legalizar a inmigrantes “indocumentados”.
Muchos inmigrantes, antes de obtener nuestras visas de residencia, tuvimos que esperar de cinco a diez años debido a Reformas Migratorias. Mientras tanto, en mi país Ecuador por ejemplo, la década de los noventa desarrolló una hiperinflación económica e inestabilidad política auspiciada por la corrupción macroeconómica y el neoliberalismo que congelaron depósitos bancarios, dolarizaron la economía y sumieron en la miseria del hambre al pueblo que perdió su empleo y sus ingresos.
La dignidad nos trajo a este país de Norteamérica y otros del mundo. Por ella somos capaces de alcanzar nuestro sueño con el sudor de la frente en un país que no es nuestro, pero que nuestra familia nacionalizada adquirió el derecho de petición. Sin exagerar, el hambre nos obliga a superarnos o a delinquir. Creo firmemente, que la mayoría que se atreve a vivir en los Estados Unidos de Norteamérica bajo la sombra viene a superarse y a contribuir con su trabajo y talento al desarrollo de la economía. Migratoria que en los últimos elecciones presidenciales el pueblo norteamericano consideró justo.
En democracia, los representantes del pueblo obviamente deben escuchar su voz y hacerla cumplir, independientemente de posiciones partidistas o circunstancias subjetivas en contra del objetivo de superación económico-social de esta tierra de inmigrantes que se independizó hace 237 años del egoísmo humano.
El silencio es saludable cuando existe convicción de que la fe es inquebrantable, y la fe de millones de seres humanos alimentados en la sombra por muchos años debería cristalizarse en una Reforma Migratoria integral. Militarizar la frontera entre México y los Estados Unidos es una opción diplomática contraria a la Amistad y confraternidad de los pueblos.
Además es un gasto innecesario porque la única muralla que garantiza seguridad es el trabajo eficiente, es decir buena voluntad, responsabilidad y honestidad, virtudes propias de los servidores públicos que juran y cumplen lealtad a su conciencia.
