Froome es líder del Tour, pero también humano

Un día después de que su forma fuera calificada como 'increíble' por Contador, Froome sufre una crisis y muestra debilidad por primera vez en la competencia.

Froome mira hacia atrás en busca de la asistencia durante la subida a Alpe d'Huez.

Froome mira hacia atrás en busca de la asistencia durante la subida a Alpe d'Huez. Crédito: EFE

L’Alpe D’Huez- Mientras Christophe Riblon (Ag2r) alcanzó la gloria con un triunfo en solitario en la cima de L’Alpe D’Huez, en una revolucionaria jornada, líder Chris Froome (Sky) pasó apuros.

La decimoctava etapa entre Gap y L’Alpe D’Huez, de 172 kilómetros, fue paradójica respecto al líder, pues Froome demostró que es humano, que también coge “pájaras”. Pero en su peor día alejó un poco más a Contador, que le sigue a 5.11.

Además, el británico tuvo la suerte de los campeones, ya que su compañero Richie Porte le suministró un gel energético a 4 de meta, cuando ya se habían largado Quintana y Purito. Avituallamiento ilegal que le costó una penalización de 20 segundos, pero práctico para evitar males mayores.

El ascenso a L’Alpe D’Huez volvió a vivir la locura del ciclismo, el mayor estadio del mundo, con más de 500.000 personas apostadas en sus cunetas a través de sus 13,8 kilómetros de ascenso. Locura extra, pues la etapa incluía dos ascensos a tan mítico puerto.

Los favoritos empezaron a moverse tras coronar el primer paso por L’Alpe D’Huez. Alberto Contador salió a escena atacando en el temible descenso del Col de Sarenne (2a), una bajada escalofriante donde un error puede ser fatal. Se fue con su compañero Kreuziger, pero en el llano fueron alcanzados por el grupo del líder.

Ya no hubo más Contador. El Movistar entró lanzado entre la marea humana de L’Alpe D’Huez. Los hombres de Eusebio Unzue olían la etapa y el podio de Nairo Quintana. Seleccionaron el grupo, pero apareció Froome a 11 de la cima para eliminar a Kreuziger, el apoyo de Contador.

En una segunda arrancada el jefe del Sky se llevó con él a Quintana y a Purito, y el catalán lanzó un órdago que fue contestado por el colombiano. Guerra entre tres. En plena refriega Froome levantó el brazo pidiendo ayuda. ¿Un pinchazo, una avería?. No, el británico iba desfondado y necesitaba comida urgente. Por allí apareció milagrosamente Porte, que había enlazado de nuevo para arreglar el problema.

Los enemigos de Froome se marcharon por iniciativa de Quintana, incansable en su papel de dinamitero oficial del Tour. La etapa se había esfumado pero ya tenían el podio la joya del Movistar y la quinta plaza el catalán.

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