‘Dreamers’ libres; esperan asilo

Los nueve "soñadores" recién liberados en la frontera podrían obtener un amparo por su miedo de volver a México; estaban encarcelados por cruzar sin papeles

Los nueve jóvenes detenidos por una inusual protesta contra las deportaciones fueron liberados bajo palabra y sin fianza el miércoles 7 de agosto del centro de detenciones Eloy en Arizona. El gobierno validó que los jóvenes tuvieran “temor creíble” de regresar a México, permitiendo que por el momento, puedan quedarse en los Estados Unidos.

Lizbeth Mateo, una de las detenidas cuya familia reside en Los Ángeles, dijo que todos esperan una fecha para ir a corte de inmigración y pelear su caso de asilo.

Los jóvenes activistas deberán presentarse ante un juez de inmigración para exponer argumentos que validen sus peticiones de asilo, luego que se les negara una visa humanitaria.

El abogado Víctor Nieblas, segundo vicepresidente de AILA, explicó que “el hecho de que hayan establecido un miedo creíble no quiere decir que les vayan a dar asilo. Ahora deberán enfrentar las cortes de inmigración y pueden pasar años hasta que tengan una decisión”.

“Si hay gente pensando en hacer lo mismo, deben estar conscientes de las consecuencias, informarse. El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) no hará lo mismo con todos los casos”, agregó.

Ha sido un camino largo desde el 22 de julio, cuando fueron aprehendidos por las autoridades de inmigración. Previamente los jóvenes —entre ellos seis deportados y tres que residían en Estados Unidos sin papeles—, regresaron voluntariamente a México para liderar una protesta altamente publicitada a favor de la reunificación familiar. El grupo se llama “Dream 9”.

La Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes (NIYA) ha coordinado el esfuerzo, que hasta ahora ha sido la manifestación más extrema de “dreamers” en el país. Desde la caminata que realizaron de Miami a Washington, hasta la desobediencia civil en el Congreso, los líderes juveniles demostraron una vez más que están dispuestos a todo para exigir sus derechos.

“Les permitirán volver con sus familias en Estados Unidos mientras continúa su lucha”, aseguró el vocero de NIYA, Domenic Powel a La Opinión.

Los jóvenes le han exigido al presidente Barack Obama que utilice su poder ejecutivo para detener las deportaciones y ayudar a la reunificación de familias inmigrantes. El mandatario ha insistido que la solución es una reforma migratoria.

Hasta ahora 43 miembros del Congreso han firmado cartas de apoyo o emitido declaraciones que respaldan a “Dream 9”. Más de 27,000 personas han firmado una petición demandando la liberación de los jóvenes.

Tras una entrevista preliminar en la que aparentemente se determinó que tienen un caso potencial de asilo por miedo de volver a México, siete de los nueve dreamers presos en el Centro de Detención Eloy, en Arizona, fueron aprobados para seguir sus casos.

Las peticiones de asilo de Lizbeth Mateo —la joven de Inglewood— y Marco Saavedra, seguían pendientes, según fuentes de La Opinión.

La noticia se informó luego de que un documento disciplinario interno filtrado a la prensa revelara que Lulu Martínez, de 23 años, había sido condenada a 15 días en una celda de aislamiento por “instar a una protesta pública” dentro del lugar.

El documento con el membrete “Corrections Corporation of America, Eloy Detention Center”, fechado el 2 de agosto, indicaba que Martínez fue procesada y condenada a 15 días en solitario por un incidente ocurrido en el comedor del centro el pasado 28 de julio.

Los nueve dreamers, que incluyen tres que salieron por su cuenta a México a mediados de julio, más otros seis que ya estaban fuera de Estados Unidos intentaron entrar al país el pasado 22 de julio, estaban detenidos en Eloy desde entonces.

María Peniche, quien estaba con Martínez, también entró en la celda de aislamiento no sólo por su participación en la presunta “protesta”, sino por severos problemas de depresión, de acuerdo con la página de Facebook de NIYA, Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes, en la que se indicó que Peniche estaba en “vigilancia por riesgo de suicidio”.

El documento disciplinario de CCA añadió que una cámara de vigilancia grabó la escena y que “se ve a otras detenidas golpeando las mesas y aplaudiendo”.

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