Lucha por reforma migratoria avanza a paso lento

El movimiento pro inmigrante está frente a una díficil realidad política

Nuevamente en Los Angeles, inmigrantes salieron el domingo a marchar con la intención de que su voz se escuche en Washington, donde el tema de una reforma migratoria parece estancado.

Nuevamente en Los Angeles, inmigrantes salieron el domingo a marchar con la intención de que su voz se escuche en Washington, donde el tema de una reforma migratoria parece estancado. Crédito: J. Emilio Flores / La Opinion

ANÁLISIS

El movimiento pro inmigrante ha ganado permisos temporales para jóvenes indocumentados, pero no detener el ritmo de las deportaciones; ha impulsado una reforma migratoria en el Senado, pero está estancada en la Cámara Baja; ha parado la aplicación de leyes estatales anti inmigrantes, pero las redadas de trabajadores siguen.

¿Puede este movimiento diverso, que va desde activistas históricos, a jóvenes indocumentados, pasando por líderes religiosos, viejas organizaciones institucionales, abogados que demandan en corte y grandes empresarios de la tecnología como Mark Zuckerberg, de Facebook y las cámaras de comercio, lograr el objetivo final de una reforma migratoria integral?

Clarissa Martínez, directora de inmigración del Concilio Nacional de la Raza (NCLR), afirma que mucho depende de lo que pase en las próximas semanas en la Cámara de Representantes.

Todos los movimientos se enfrentan en algún momento con el muro imposible de la realidad política, hasta que logran derribarlo, apunta David Mark, analista político.

Los triunfos parciales dan aliento a los activistas y optimismo para seguir empujando, pero no hay certeza de que este año sea el definitivo.

“No quiero dar la impresión de que ya amarramos esto”, dijo Gonzalo Santos, profesor de sociología de Cal State Bakersfield y que este mes de agosto participó en un peregrinaje de más de 260 millas con cientos de personas en el corazón de California, montando guardia en las oficinas de congresistas republicanos para presionarlos a favor del camino a la ciudadanía.

Y aunque lograron reunirse con Kevin McCarthy, congresista de Bakersfield y el tercero en el liderazgo de la Cámara, el legislador no ha cejado en su actitud dura de “fronteras primero”. Esto no descorazona a Santos. “El gobernador Jerry Brown dijo que habló con McCarthy y que la presión va en la dirección correcta”, apuntó.

Para Kevin Johnson, decano de la escuela de leyes de UC Davis y especialista en ley y política migratoria, lo que logra todo el movimiento de diferentes activistas es “mantener el tema en el radar del Congreso“.

“Si el Presidente Obama aún está hablando del tema, y si aún está pendiente en el Congreso es porque sigue en el radar”, dijo Johnson.

Mucha de la esperanza en estos momentos está puesta en grupos de base republicanos que se han organizado para hacer saber a congresistas republicanos que ellos apoyan el camino a la ciudadanía: empresarios, iglesias evangélicas, líderes de grupos policiales, que usualmente tienen su base en el campo conservador.

A menudo hay divisiones serias en el movimiento. Cuando un grupo de “Dreamers” decidió auto deportarse y desafiar al gobierno de Obama a tomar medidas para detener las deportaciones y la separación de familias, hubo críticas de algunos activistas pro inmigrantes que consideraron temeraria y contraproducente dicha acción.Pero los nueve Dreamers lograron que les permitieran regresar al país y solicitar asilo político.

Para Rudy Acuña, el problema está en que no hay suficiente unidad entre los latinos, como la hubo entre afroamericanos en el movimiento pro derechos civiles. “Muchos latinos no simpatizan con la clase trabajadora, pero entre los afroamericanos, por la segregación y el racismo, hay unidad natural”, dijo Acuña.

Para Neidi Domínguez, quien hace unos años fundó el primer grupo “Dreamer” en la Universidad de Santa Cruz y ahora organiza a trabajadores “carwasheros” o limpia autos, el movimiento pro reforma es fuerte, pero le falta mejor coordinación.

” Las organizaciones de base están poniendo más esfuerzo a nivel local que en lo nacional. De la parte moral la batalla está ganada, lo que falta es que Washington responda”. Y Washington sólo responde a la presión política, apuntó David Mark.

“Estas cosas toman tiempo, tomó años la batalla por los derechos civiles, el sufragio femenino, cualquier cambio grande toma mucho tiempo”,dijo el analista. “Eventualmente, se aprobará. Cuando, es lo que no se sabe”.

  • Grandes marchas en 2006 y 2007: Millones marcharon en docenas de ciudades. Se puso en el radar nacional el tema de inmigración. Detuvo ley Sensenbrenner que criminalizaba indocumentados a todo nivel. Pero no logró la reforma integral, que murió en el Congreso ese mismo año.

  • Dreamers: El movimiento de jóvenes indocumentados nació en 2008, muchachos sin papeles “salieron del closet”, se hacían sentadas y huelgas de hambre. No logró la aprobación del Dream Act que murió en 2010 en el Congreso. Logran protección limitada para los Dreamers (DACA) en junio de 2012, cuatro meses antes de las elecciones presidenciales.

  • Lucha contra la deportación y Comunidades Seguras: Durante al menos dos años, la Red Nacional de Jornaleros y otros grupos de base pro inmigrante con apoyo de organizaciones policiales y otros han pedido se priorice la deportación de delincuentes y no la de trabajadores y que cese la separación de familias. No han logrado bajar el ritmo de las deportaciones, pero sí que el Gobierno de Obama cambie ciertos reglamentos para priorizar deportación de delincuentes y desincentivar las de personas con lazos en la comunidad.

  • Lucha contra leyes anti inmigrantes y a favor de licencias en los estados: Activistas, abogados y algunos políticos latinos otros han librado una lucha legal y política para incapacitar leyes como la de Arizona y sus copias. Las acciones legales han tenido mucho éxito. Las legislativas van surtiéndolo en algunos estados, como es el caso de las licencias de conducir para indocumentados

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