La otra independencia de Puebla

PUEBLA, México — Los emigrantes poblanos están en pie de guerra. Obviamente no es una defensiva como la del 5 de mayo que pasó a la historia hace 151 años, sino una ofensiva moderna, más larga, menos sangrienta y absolutamente pacífica: la independencia financiera a través de proyectos productivos del Programa 3X1.

En Estados Unidos aprendieron la técnica; en México, a trabajar y hacer negocios y con tales armas buscan revertir las cifras que ubican al estado como el de menor inversión en el programa binacional más exitoso de las últimas décadas que involucra a paisanos, al gobierno y últimamente a la academia.

Ellos quieren ser autosuficientes. Pasar de empleados a dueños de futuras compañías trasnacionales como aprendieron de sus patrones o de la vida misma; dejar poco a poco los proyectos de infraestructura pública porque esa es tarea del gobierno.

Moldear maniquíes, fabricar blocks y adocretos, cosechar maíz azul, deshidratar tostadas, criar reses o pintar talavera son ejemplos de las prioridades actuales con planes de negocios bien estructurados y asesorados por universidades locales.

Aún desde el otro lado de la frontera, los migrantes sostienen 19 obras públicas, pero poco a poco serán las menos porque el 3×1 aquí impulsará más la creación de empresas para enseñar a pescar en vez dar el pescado. Así se ganan los combates sin fusil.

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