Miles protestan por espionaje

EEUU intenta calmar a sus aliados en medio de escándalo por escuchas

Laura Murphy, Directora de la oficina legislativa de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en Washington se dirige a los manifestantes durante la protesta contra el espionaje.

Laura Murphy, Directora de la oficina legislativa de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en Washington se dirige a los manifestantes durante la protesta contra el espionaje. Crédito: AP

WASHINGTON, D.C.—Estados Unidos ha tratado esta semana de contener el daño que las revelaciones de espionaje han hecho en la relación con sus aliados europeos, mientras miles de manifestantes salieron ayer a protestar en Washington ante la falta de “supervisión y transparencia” de estos programas de inteligencia.

“No nos pueden hacer escoger entre libertad y seguridad”, aseguró Rainey Reitman, una de las coordinadoras de la marcha “Detengan la vigilancia masiva”, en su intervención ante la escalinata del Congreso.

Los manifestantes exigían una “mayor supervisión” de las actividades de inteligencia e “incrementar la transparencia” de estos programas, y mostraban pancartas con lemas como “Gracias, Edward Snowden”, en referencia al excontratista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), quien ha filtrado miles de documentos clasificados de inteligencia de EEUU.

“Hoy en día, ningún teléfono de EEUU realiza una llamada sin que sea registrada en la NSA. Ninguna transacción por internet entra o sale de EEUU sin pasar por las manos de la NSA. Nuestros legisladores en el Congreso nos dicen que no es vigilancia. Están equivocados”, indicó un comunicado de Snowden, ahora asilado políticamente en Moscú, enviado a los organizadores de la protesta.

La fecha es especialmente significativa ya que coincide con el duodécimo aniversario de la llamada Ley Patriota (Patriot Act) en 2001, aprobada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y que permite a la NSA realizar amplias medidas de vigilancia de comunicaciones siempre que se considere que son relevantes para una investigación.

La marcha, convocada bajo el lema “Detengan la vigilancia masiva”, salió de la estación de trenes Union Station y culminó ante el Congreso en el centro de la capital estadounidense con pancartas que rezaban “Gracias, Edward Snowden” y “Espiar es censura”.

Aunque esta marcha se concentró más en la vigilancia y la violación de la privacidad de los estadounidenses, lo cierto es que Washington encara un creciente enojo por parte de sus socios europeos, después de que saliesen a la luz nuevas revelaciones sobre las escuchas realizadas por la NSA a varios líderes europeos, incluido el pinchazo de sus teléfonos móviles.

Uno de los más molestos ha sido Alemania, quien descubrió en los últimos documentos filtrados a la prensa por Snowden cómo los servicios de inteligencia estadounidenses habían tenido acceso al teléfono personal de la canciller Angela Merkel durante años.

Berlín ha tachado las escuchas de “totalmente inaceptables” y ha anunciado que una delegación de alto nivel viajará a EEUU la próxima semana para recabar información sobre estas revelaciones de supuesto espionaje.

De forma paralela, Alemania trabaja con Brasil en una resolución para que la Asamblea General de la ONU se pronuncie en contra del espionaje y en defensa de la protección a la privacidad y las comunicaciones.

Por su parte, Estados Unidos está avisando a sus aliados internacionales de que Snowden tiene decenas de miles de documentos de alto secreto que aún no ha revelado y que más denuncias podrían “salir a la superficie” en los próximos días.

Entre ellos, Washington está especialmente preocupado de que salga a luz la cooperación en materia de espionaje con países que no son tradicionales aliados de Washington o con departamentos de un Gobierno extranjero sin el conocimiento de otras autoridades de ese mismo país.

Para tratar de calmar el malestar, el Gobierno de EEUU podría considerar extender el tipo de arreglo especial que Washington tiene desde hace décadas con sus aliados más estrechos, conocido como “Five Eyes” (Cinco Ojos).

En virtud de éste, las cinco potencias anglófonas (EEUU, el Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) comparten información de inteligencia y no se espían entre ellas.

Así lo sugirió, de hecho, el diplomático John Negroponte, quien fuera el primer director de la inteligencia nacional estadounidense (DNI) entre 2005 y 2007, bajo la presidencia del republicano George W.Bush, y vicesecretario de Estado hasta 2009, en una entrevista con CNN en la que reconocía el “serio daño” causado por las filtraciones

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