Carta abierta a John Boehner

Política

Primero que nada, deseo que haya tenido un feliz cumpleaños (11/17/2013). Mientras usted celebraba con los suyos, miles de jóvenes estadounidenses lloraban la ausencia de sus padres deportados por un sistema de inmigración disfuncional y anacrónico.

Es cierto, no tiene que decirlo, esos inmigrantes no autorizados violaron la ley al entrar en los Estados Unidos sin pasar los debidos filtros de inspección o al quedarse más tiempo del que les estaba permitido, y la deportación es la consecuencia administrativa.

Pero no se le olvide que no son los únicos responsables del caos migratorio que vivimos. Allá en la frontera hubo por años un letrero que decía: “Empleos disponibles, solicite adentro”. Y mientras los immigrantes no autorizados y los empleadores inescrupulosos se ponían de acuerdo, el Gobiernomiraba para el otro lado porque la mano de obra barata era muy conveniente para nuestra economía.

Comprendo también aquello de que “La ley es la ley y debe cumplirse”. Así decían los fariseos, esos maestros de la ley a los que Jesús tildó de hipócritas y mentirosos.

Me tomé la molestia de revisar sus antecedentes. Su niñez no fue fácil, usted fue uno de 12 hermanos en un hogar pobre. Una familia de 14 personas que compartían una casa de dos habitaciones y un baño. Sus padres dormían en un sofá cama en la sala. Y mírese usted ha llegado a ser uno de los hombres más poderosos del planeta. Es el mismo sueño de miles de inmigrantes no autorizados, que sus hijos logren eso que solo ocurre en los Estados Unidos, ir de la nada a lo más alto, en una sola generación.

Si ya sé, no tiene que repetirlo, sus padres no se pasaron la frontera ilegalmente, pero sus ascendientes llegaron de lejos también, sus abuelos paternos desde Alemania, y sus abuelos maternos desde Irlanda. Y seguramente los pobres tuvieron que soportar el mismo desprecio que hoy sentimos muchos hispanos. Usted es un hombre educado y seguro sabe lo que nuestro idolatrado Benjamín Franklin pensaba de los germanos, “Salvajes que no quieren asimilarse”, decía en sus discursos refiriéndose a ellos; y sabrá también que hubo un tiempo en que los restaurantes colocaban letreros que decían “No se admiten ni perros ni irlandeses”.

El decálogo del abogado de Eduardo Couture dice: “Lucha. Tu deber es luchar por el derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia”.

A lo mejor en la fría letra de la ley, los inmigrantes no autorizados deberían ser deportados, pero ¿cree usted que eso es justo? ¿Cree usted que es justo desarraigar a estos inmigrantes que han echado raíces aquí por 15, 20, 25 años y que han contribuido por años con su trabajo y sus impuestos a la economía estadounidense?

Pero, sobretodo, es decente deportar miles de inmigrantes no autorizados todos los días, no porque creamos (ustedes los políticos) que es lo correcto, sino porque nos conviene para los intereses político-electorales de ambos partidos?

La pelotita está en su cancha señor Boehner, es tiempo de hacer lo correcto.

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