¿Cómo es posible?

Este país creció casi exclusivamente a base de inmigrantes

Un soldado del ejército de EEUU entrega provisiones a u soldado filipino en Giporlos, Filipinas, para ayudar a las víctimas del tifón.

Un soldado del ejército de EEUU entrega provisiones a u soldado filipino en Giporlos, Filipinas, para ayudar a las víctimas del tifón. Crédito: Archivo-AP

Burbujas

En julio, la ciudad de Houston lanzó una proclama pública en la que nombraban el 11 como el “Dia de Rodolfo ‘Rudy’ Casparius” con una larga lista de razones y de cosas que he hecho en la vida, tanto en el campo turístico hotelero como en el literario con mis cuentos, novelas y escritos en el terreno sociopolítico.

Por supuesto que me dio mucho gusto y si no lo presumí en estas páginas fue porque me pareció un tanto fuera de lugar, aunque creo que a todos, unos mas que otros, nos gusta que se difunda lo que hacemos.

En ese terreno entran también los correos electrónicos que me llegan.

En los últimos cinco años su número ha ido creciendo. Son, en su mayoría, aprobatorios, otros críticos, y no ha faltado quien me insulte. En otras palabras el número de mis lectores y su interés, positivo o negativo, en esta columna, ha aumentado.

Por supuesto que a mí, como a cualquier otro, me gusta recibir distinciones, pero esta columna no ha merecido una oficial. Creo que por tres razones: No es lo suficientemente buena, está escrita en español, y no es columna de escándalos sociales. Sin embargo hace una semana esta columna recibió una distinción excepcional que me hizo sentir muy orgulloso.

Fue una carta de uno de mis lectores, el señor Huang Manzo —no sé dónde reside ni de dónde es— de quien solo sé que tiene una enorme capacidad de síntesis.

La carta es corta y dice asi: “Usted piensa y escribe lo que yo no puedo expresar. Escriba lo que nosotros no pensamos hasta que lo veamos escrito”.

¡Eso es todo… y mucho!

Gracias amigo Huang. Su carta, enmarcada, estará en mi oficina para recordarme la enorme responsabilidad que se tiene al escribir. Huang me señaló con mucha claridad el objetivo que debo seguir en apoyo de mis lectores, pero aclaro que no pretendo ser la voz de los latinos, sino solo un latino con voz que equivocado o no, siempre escribiré de buena fe.

Si lo que escribo refleja lo que algunos de mis lectores no saben expresar y si los hace pensar, estoy mas que satisfecho.

Y ahora unas gotitas amargas de migración. Todos los latinos traemos la migración atorada en el alma, incluso aquellos que no están de acuerdo con una solución que favorezca a quienes están aquí violando la ley.

Nosotros queremos que el lado humanitario del problema migratorio se resuelva pero ignoramos lo complicado que es hacerlo si no paran de llegar más y si cada caso es diferente y son millones.

Voy a tratar de pensar como pudieran ver los americanos la situación; de seguro con preocupación porque debe parecerles que son demasiados los indocumentados que están en el país y hay miles de extranjeros que han venido aquí violando la ley, que no tienen interés en aprender inglés ni de integrarse y que en lugar de solicitar adecuadamente ser regularizados, lo demandan con gritos y marchas que resultan contraproducentes y alarman a muchos americanos.

Por supuesto que teniendo algo de razón, es una forma muy simplista de los americanos de ver el problema, cuando ellos o sus antepasados han pasado por la misma situación, pero en forma legal.

Este país creció casi exclusivamente a base de inmigrantes. Vinieron aquí los que por causas diversas, religiosas, políticas, o económicas, decidieron abandonar sus países. Así llegaron del Reino Unido, de Italia, de Irlanda, de Alemania, Polonia y otros países europeos. Venían buscando libertad.

Eso no sucedía en el caso de las colonias españolas, donde la inmigración para no españoles estaba prácticamente prohibida. Los que llegaban eran ibéricos que venían en busca de riquezas.

Los nuevos inmigrantes que llegaban a Estados Unidos invariablemente eran resentidos y explotados por los que ya estaban. Eso hizo que se asentaran en distintas partes de este extenso país donde formaron clanes de los suyos, hasta que llegaba una nueva ola de inmigrantes y se repetía el esquema, creando una diversidad que aun hoy perdura en ciertas regiones y que ha sido muy beneficiosa para el desarrollo de este país.

Pese a las dificultades para una reforma migratoria, hay situaciones que deben resolverse de inmediato, con o sin nueva ley, y quiero enfocarme en dos que me parecen absurdas y que me eran desconocidas.

Resulta que el 11.5% de todos los miembros de nuestras fuerzas armadas son latinos. Entre ellos hay indocumentados que, al terminar sus años de servicio, pueden ser deportados por no tener la residencia permanente.

Otros de los enlistados, americanos ellos, están casados y tienen hijos con mujeres indocumentadas que no han tenido la oportunidad de regularizar, y están alarmados porque en tanto ellos están fuera del país en misiones peligrosas, migración pudiera detener y hasta deportar a esas mujeres.

Los dos casos son absurdeces burocráticas o brotes discriminatorios.

¿Cómo es posible que se enliste a indocumentados a que vayan a partirse el alma por nosotros y no les demos en forma automática la residencia?

¿Cómo es posible que un soldado en algún lugar de guerra tenga que estar preocupado por el destino de su mujer, que por ser indocumentada, puede ser deportada?

De seguro hay muchos problemas de este tipo que son desconocidos y pueden tratarse solo de problemas burocráticos, los únicos peores que los problemas politicos.

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