Un año que viene y otro que se va… sin la reforma

Hace exactamente cuatro años escribí mi columna de fin de año sin reforma haciendo referencia al aguinaldo puertorriqueño Cantares de Navidad, cuyo estribillo central dice: “un año que viene y otro que se va”.

Me atrevo a repetirlo con todo y título este año 2013. Llevo casi 25 años siguiendo paso a paso el tema de la reforma migratoria, 20 de esos en la capital federal, primero como periodista y corresponsal, y los pasados cuatro años como activista pro reforma.

Este 2013 próximo a concluir no ha sido la excepción, aunque hubo significativos avances.

Por primera vez, desde que el presidente Barack Obama asumió la presidencia con la promesa de reforma migratoria, el tema avanzó en el Senado federal contra todos los pronósticos y se logró con apoyo bipartidista. Pero la esperanza del avance del proyecto S. 744 el 27 de junio de 2013 dio paso a la frustración cuando la Cámara Baja de mayoría republicana empantanó la reforma.

Lo único que llegó al pleno cameral en materia migratoria fue la enmienda del congresista antiinmigrante Steve King, de Iowa, al plan de gastos del Departamento de Seguridad Nacional. La enmienda aprobada el 6 de junio le quita los fondos al plan de Acción Diferida que ampara a los DREAMers de la deportación y les concede permisos de trabajo. Se aprobó con el apoyo de 220 de los 234 republicanos de la Cámara Baja.

Pero contrario a otros años, la inacción republicana en inmigración se ha topado con un movimiento pro reforma sin duda mejor organizada, más unificada y más determinada que nunca en seguir presionando hasta concretar esa reforma.

El 2013 próximo a concluir vio diversos tipos de movilizaciones, desde las más tradicionales, como son visitar oficinas de congresistas, hacer llamadas y marchas, hasta actos de desobediencia civil, arrestos, plantones y un ayuno que atrajo la atención del presidente Barack Obama, quien visitó a los ayunantes. El otro presidente, el de la Cámara Baja, John Boehner, y otros líderes republicanos prefirieron ignorar el ayuno, al menos públicamente.

Los activistas, empero, prometen que la presión se redoblará en la primera parte de 2014, año de elecciones intermedias donde aprobar legislación es difícil, pero no imposible.

Sin esa reforma, el año 2013 siguió viendo a miles de familias separadas a un ritmo de 1,120 deportaciones diarias, muchas de ellas de inmigrantes que se beneficiarían de una futura reforma. Mientras los que tenemos la suerte podamos compartir con familiares las fiestas navideñas, miles de familias seguirán sumidas en la incertidumbre.

Razón por la cual el 2014 que se avecina verá presión por dos vías: para que la Cámara Baja apruebe legislación y, mientras eso sucede, para que el gobierno de Obama alivie esas deportaciones mediante acciones administrativas, ya sea amparando a nuevos grupos de personas, o implementando adecuadamente las reglas existentes para que verdaderos criminales sean los deportados.

En el 2014 pido por el milagro del bipartidismo para que se haga realidad la reforma.

Ahora hay que negociar y hacer concesiones si buscamos evitar que en 2014 la reforma fracase y tengamos que lidiar con más promesas incumplidas cantando otro aguinaldo puertorriqueño con el siguiente coro: “todos los años vienen con la misma cosa”.

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