Desplazamientos de pobres: Legado de Bloomberg
Política de vivienda en los últimos 12 años ha olvidado a los más pobres en la Ciudad de Nueva York
NUEVA YORK — La gélida temperatura de 25 grados Fahrenheit no fue obstáculo para que una decena de residentes hispanos hicieran cola frente a la iglesia Most Holy Trinity de la avenida Montrose. Su objetivo era asistir al taller en el cual se explicarían las condiciones de aplicación para un apartamento de bajo costo en el complejo de cooperativas Lindsay Park Mitchell-Lama en Williamsburg, Brooklyn.
Poner su nombre en la lista de espera del complejo es la última oportunidad que les queda para permanecer en el barrio en el que han vivido por tantos años, y en el que los desplazamientos de pobres son muy comunes.
“En esta iglesia siempre dan aplicaciones para viviendas asequibles”, dijo Elvira, una ecuatoriana quien dice tener 30 años viviendo en el vecindario. “Esa es la palabrita mágica: asequible. Pero la verdad, no se a quién se las dan”.
Al dominicano Zacarías Pérez, quien desde 1975 vive en el barrio conocido como Los Sures, le preocupa la acelerada alza en los precios de alquiler. “Por aquí hay estudios que cuestan hasta $3,000 al mes. ¿Para quienes son? No para nosotros”, opinó.
En la última década, según cifras del Censo 2010, la población latina de Williamsburg e East Williamsburg disminuyó 25%. Muchos, incluyendo Antonio Reynoso, el concejal electo por este distrito en noviembre, atribuyen dicha pérdida a desplazamientos generados por el alza en los alquileres.
“Diez mil latinos han sido desplazados y aun así City Hall actúa como si no hubiera una crisis”, acotó el funcionario.
Al igual que otros activistas locales, Reynoso se queja de lo que define como un incumplimiento del alcalde Michael Bloomberg.
La rezonificacion de la zona costera de Williamsburg fue el comienzo de una serie de proyectos urbanísticos que transformaron las zonas industriales que aún quedaban en la ciudad —como la de los alrededores de la fábrica de azúcar Domino en Brooklyn— en lujosos vecindarios de rascacielos residenciales. Otras zonas aledañas al agua, como Hunters Point en Queens, Coney Island en Brooklyn y el West Side en Manhattan, también fueron o están siendo desarrolladas con ese criterio.
Josiah Madar, investigador del Centro Furman para Políticas Urbanas de la Universidad de Nueva York (NYU), explica que la administración saliente vio allí una oportunidad para crear las tan necesitadas viviendas. “No hay suficientes unidades para la gran demanda habitacional que existe en nuestra ciudad”, dijo Madar. “La administración Bloomberg trató de complementar al mercado mediante una política de subsidios“.
El experto considera que la gentrificación de esta parte de Brooklyn ya estaba en marcha, pero que sin duda se aceleró a partir de 2005, cuando se aprobó el plan de rezonificación de la ribera del Río Este.
Dicho plan, uno de los proyectos de desarrollo urbano más importantes de la de las últimas décadas, fue aprobado por el Concejo Municipal con el compromiso de construir parques y más de 3,000 unidades de viviendas asequibles para residentes ya establecidos. Además, se creó un fondo para ayudar a personas en peligro de ser desplazadas, muchas de ellas hispanas.
Según el Departamento de Preservación y Desarrollo de Viviendas (HPD), bajo el programa New Housing Marketplace Plan (NHMP), creado por el alcalde para este sector de Brooklyn —que abarca también Greenpoint— la ciudad se comprometió a financiar más de 3,150 apartamentos, incluyendo al menos 1,360 unidades nuevas y la preservación de 1,780 unidades de vivienda asequible ya existentes.
El problema, dicen los activistas, es que a ocho años de la rezonificación sólo se han construido 842 unidades de las más de 1,000 propuestas.
No está claro por qué la ciudad no alcanzó el objetivo, pero Madar dice que es importante considerar el impacto negativo de la recesión de 2008. “Ese año, el número de permisos de construcción solicitados al Departamento de Edificios cayó considerablemente”, agregó.
El alcalde Bloomberg ha dicho que el año próximo la Ciudad contará con 160,000 de los 165,000 apartamentos asequibles prometidos.
En Williamsburg, la mayor parte de apartamentos nuevos fueron construidos por las compañías de bienes raíces que son dueñas de los lujosos edificios Edge y Northside Piers.
“Se dio preferencia a los edificios de lujo porque éstos son los que generan más dinero para la ciudad”, dijo el abogado Marty Needleman, de Brooklyn Legal Services, representante de varias organizaciones locales que luchan contra el desplazamiento de latinos del área.
“Prueba de las preferencias de la administración Bloomberg es que la porción asequible que las compañías de bienes raíces debían incluir en sus construcciones no eran obligatorias“, agregó el activista. “El alcalde electo Bill de Blasio ha prometido cambiar esto”.
Para Robert Solano, director ejecutivo de la organización sin fines de lucro Churches United for Fair Housing (CUFFH), las consecuencias de la rezonificación podrían haber sido aún peores. “La ola de gentrificación podría haber barrido Los Sures por completo, pero nosotros sabíamos lo que se venía y actuamos como Nostradamus“, dijo Solano, haciendo alusión al célebre profetizador renancentista. Distribuyendo formularios en las iglesias del barrio, miembros de la CUFFH informaron a los residentes sobre los apartamentos asequibles en construcción y sobre el proceso de lotería establecido por la ciudad para obtenerlos.
Más allá de cuáles hayan sido las intenciones originales de la administración saliente, su traducción a la realidad local ha dejado heridas. Needleman denuncia que la contrucción de edificios de lujo produjo un descontrolado incremento de los alquileres, dando lugar en muchos casos al acoso por parte de caseros a inquilinos de bajos recursos.
Para beneficiar a estas personas, el abogado —que representa a organizaciones comunitarias que han denunciado a desarrolladores por discriminación— recomienda anular la rezonificación de algunos proyectos, como el del Triángulo de Broadway.
La adminstración entrante se hallará sin duda frente a grandes retos, sobre todo “encontrar dinero para subsidios y lugares en dónde construir”, dijo Madar. “La ciudad contaba con muchos terrenos vacantes, pero gran parte de ellos ya han sido utilizados”, acotó el experto.
“La ciudad ha perdido su historia”, concluyó Needelman. “Nueva York ya no es la cuna de la clase trabajadora inmigrante; ése es el legado de Bloomberg”.
Al cierre de esta nota, repetidos pedidos de entrevistas a funcionarios del HPD no habían obtenido respuesta.