El legado de Bloomberg

Hoy, Bill de Blasio se convierte en el mandatario de la Ciudad y los neoyorquinos se despiden del alcalde Michael Bloomberg.

A Bloomberg se le ha alabado de muchas maneras —y merecidamente, en algunos respectos— por su trayectoria como alcalde.

Se enfrentó a una epidemia continua contra la cual otros no lucharon, la circulación de armas ilegales que han causado la muerte de demasiados neoyorquinos, y formó una coalición para apoyar regulaciones y leyes estrictas. También consiguió que candidatos en otras ciudades se lanzaran contra aquellos que impedían el control de las armas.

En este tema, fue persistente e implacable, igual que para la reforma migratoria.

Mientras los cabilderos antiinmigrantes se aferraron a la plataforma del miedo posterior al 9/11 demonizar a los inmigrantes, Bloomberg demostró gran liderazgo y promovió reformas de sentido común. A nivel local, enfatizó políticas inteligentes como la Orden Ejecutiva 41, la cual, para los indocumentados que son víctimas o testigos de crímenes, protege la información sobre su situación migratoria.

Cuando quiso escuchar, escuchó. Su administración implementó centros de justicia familiar para ayudar a las víctimas de violencia doméstica a encontrar alternativas. Pero Bloomberg hizo oídos sordos al uso del perfil racial y la política de parar y revisar, lo cual impulsó el mito de que no se puede realizar el trabajo policial sin abusar los derechos civiles.

Bloomberg logró mejorar los niveles de graduación. Sin embargo, nuestros jóvenes han quedado muy por detrás. Prueba de esto es la crisis de los jóvenes desconectados, y adultos jóvenes que ni están estudiando o ni encuentran empleos.

En 2011, Bloomberg anunció una iniciativa para ayudar a los muchachos en crisis. Y al principio de su administración, introdujo un programa antipobreza que experimentó con propuestas innovadoras. Pero al mismo tiempo, la administración imponía barreras a fondos publicos a las organizaciones comunitarias que sirven a estas poblaciones.

Uno de los peores momentos del legado de Bloomberg fue abatir los límites de mandato. Fue una afrenta contra la democracia e ilustró sin vergüenza un abuso del poder.

Los logros de la administración de Bloomberg serán visibles por años, desde plazas peatonales hasta carriles para bicicletas. Bloomberg construyó una ciudad más atractiva, sin embargo, ya no es asequible.

Los neoyorquinos siempre se han mudado de la Gran Manzana y otros han llegado. El carácter de los barrios cambia. Es una historia milenaria. Pero los cambios actuales en nuestra ciudad no son cuestión de grupos étnicos distintos que reemplazan a otros, o de comunidades más antiguas que buscan el espacio y las opciones de las afueras al enfrentarse con los problemas de las zonas urbanas deprimidas y el crimen.

En su lugar, las familias de bajos y moderados recursos que tratan de progresar no pueden pagar los precios y tienen que mudarse de vecindarios que ahora tienen sobrenombres de moda. El mensaje: las mejoras en esta ciudad no son para ustedes.

La semana pasada, El Diario/La Prensa publicó un reporte sobre los cambios en Williamsburg, Brooklyn. En los 12 años de la administración de Bloomberg, la población latina de esta área disminuyó 25%. ¿Es este un presagio de lo que se avecina para vecindarios como Bushwick y Sunset Park? ¿O el alcalde de Blasio irá a proponer urbanismo y desarrollos balanceados?

Bloomberg una vez mencionó a Robert Moses, a quien algunos consideraron un visionario y otros un arquitecto clave del desplazamiento. De hecho, al alcalde saliente se le verá con los mismos ojos con respecto al desplazamiento. Ahora le toca el turno a de Blasio y él tendrá la oportunidad de probar si esta será la época de una Nueva York para todos.

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