Decenas se despidieron de Avonte Oquendo en NYC

Los familiares del menor fallecido se reunieron en privado en una funeraria y luego participaron de un servicio religioso en la iglesia de San Joseph, en Manhattan, al que asistieron varias personas

El servicio religioso en la iglesia de San Joseph fue presidido por el cardenal Edward Egan.

El servicio religioso en la iglesia de San Joseph fue presidido por el cardenal Edward Egan. Crédito: Humberto Arellano / EDLP

NUEVA YORK – Cientos de personas se dieron cita la mañana del sábado en la iglesia de San Joseph, del Bajo Manhattan, para dar el último adiós a Avonte Oquendo, el niño autista (14) que desapareció de su escuela en Queens en octubre pasado.

Al servicio religioso, que fue presidido por el cardenal Edward Egan, asistieron alrededor de 400 personas, entre familiares, amigos y residentes locales que acudieron para dar muestras de solidaridad a los abatidos padres.

Vanessa Fontaine y Daniel Oquendo, los progenitores del muchacho, estuvieron rodeados de sus allegados, que infructuosamente trataban de consolarlos, mientras éstos no podían contener las lágrimas.

El altar, adornado con flores blancas, mostraba una foto grande del menor, la misma que se usó cuando fue reportado desaparecido el 4 de octubre de la escuela Center Boulevard, en Long Island City. Este caso llevó a una campaña de búsqueda en las calles y en el sistema de trenes de la ciudad, que movilizó un operativo policial sin precedentes, así como a decenas de voluntarios.

“Nunca te olvidaremos, siempre estarás en nuestros corazones”, expresó Egan durante el sermón.

Los restos de Oquendo fueron encontrados en el East River, la semana pasada, y luego de pruebas de ADN se confirmó su identidad. Aún la oficina del médico forense, no ha dado a conocer las causas de su muerte.

Antes de la misa, los familiares y amigos se reunieron en la funeraria Greenwich Village, donde oficiaron un servicio privado.

El ataúd blanco arribó a la iglesia cerca de las 11:30 a.m. y, una vez en el interior, fue cubierto con un manto del mismo color con un Cristo en la parte de arriba.

Un coro de jóvenes entonó el himno “Yo soy el pan de la vida”, al principio del evento religioso. La ceremonia conlcuyó con los acordes de la canción de despedida “En el paraíso”.

Muchos de los asistentes a la misa no conocieron personalmente a Oquendo; sin embargo, llegaron conmovidos por la trágica muerte del pequeño. Como Tricia Vera, que llegó acompañada de su hija de 9 años, desde Long Island. “Es triste la historia y quise venir a unirme con los padres de Avonte”, precisó sin poder contener las lágrimas. Los restos del menor serán cremados.

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