Consecuencias del colonialismo

Una serie de artículos publicados en la prensa estadounidense e internacional recientemente, presentan un cuadro sombrío y fuera de contexto de los síntomas sociales y económicos que padece Puerto Rico. Su perspectiva miope de la recesión económica atribuye el fracaso económico solo al gobierno de la isla, a cambios en la economía global y a la recesión a nivel mundial. La letanía de problemas ignora por completo el contexto histórico de 116 años de colonialismo bajo Estados Unidos.

Se omite la carga que implica el control de las leyes de Estados Unidos sobre áreas esenciales al desarrollo económico como el comercio, las relaciones internacionales y obrero-patronales, la inmigración, la moneda, los correos y otras. Desde los 1920s las leyes de cabotaje de Estados Unidos impuestas en Puerto Rico requieren que toda mercancía importada o exportada desde el territorio se muevan en barcos de su marina mercante- la más cara del mundo. Esto ha tenido un efecto devastador de desempleo y un alto costo de vida en Puerto Rico.

La Ley Jones de 1917 y el ELA creado en 1952 no permiten a Puerto Rico aprovechar las posibilidades de la globalización, las alianzas, tratados y la integración de la región latinoamericana y caribeña. Operación Manos a la Obra creó visos de progreso al ofrecer enormes incentivos a los intereses manufactureros de Estados Unidos. También destruyó la base agrícola y lo que pudo haber sido una economía sostenible con mercados en el Caribe, América del Sur y Estados Unidos y otros lugares.

El colonialismo y la dependencia han creado un sistema político, electoral y gubernamental deforme. Los reclamos de mayores poderes para que los puertorriqueños(as) podamos dirigir nuestra economía y futuro político no han tenido respuesta en Washington ya que “Puerto Rico pertenece a pero no es parte de Estados Unidos” según los informes del Grupo Presidencial de Trabajo sobre el estatus de Puerto Rico.

A la vez, Naciones Unidas ha adoptado resoluciones que reiteran el derecho inalienable del pueblo de Puerto Rico a su libre determinación e independencia y que el Derecho Internacional de descolonización es aplicable a Puerto Rico. Además, hace solo semanas, el 29 de enero la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) reiteró en la Declaración Final de su Segunda Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno que la descolonización de Puerto Rico es un tema de su interés.

Puerto Rico tiene un alto nivel de alfabetización y bilingüismo, una fuerza laboral competente en la tecnología, una infraestructura desarrollada y un sistema de escuelas técnicas e instituciones públicas y privadas de educación superior que asistirían grandemente al desarrollo económico de no ser por la camisa de fuerza del colonialismo estadounidense.

Finalmente, no se hace mención de quienes, como los que suscribimos el presente articulo, hemos regresado a Puerto Rico con el compromiso de integrarnos a la solución. Como puertorriqueños(as) de la diáspora hemos regresado con mayor fortaleza, educación, experiencia y amor para unirnos a nuestro querido Puerto Rico en su lucha por superar los retos del colonialismo y los problemas económicos que ellos implica.

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