Un insulto racial

La controversia creada por el brutal insulto racista del rockero Ted Nugen contra el presidente Obama es una señal de las dificultades de un sector republicano que parece creer que la única manera de movilizar a la base política es ofendiendo a las minorías.

Nugent está en la libertad de expresar sus pensamientos, incluso de decir que el mandatario es un “subhumano de raza mezclada”. Una expresión peyorativa que fue usada en su momento para justificar la esclavitud, el aniquilimiento de los judiós y las persecuciones raciales.

La Primera Enmienda le permite al músico llamar de esta manera al primer presidente afroamericano, de madre blanca y padre negro, por más desagradable que sea.

El problema es que este individuo también es una figura representativa de un sector republicano amante de las armas y del bombardeo verbal contra quienes no piensan como ellos.

Es cierto que lo dicho por Nugente fue condenado rápidamente por el senador John McCain entre otros repubicanos. Pero la condena pública partidaria a un perverso insulto racista de este tipo fue menos de lo que debió haber sido.

Es más, después que Nugent se expresara de esta manera, el candidato republicano a gobernador de Texas, Greg Abbott, hizo campaña con el músico. Ya con anterioridad Nugent había sido un invitado de honor de un congresista republicano para asistir al Congreso en 2013 al Discurso del Estado de la Unión.

La relevancia de Nugent, quien en 2013 dijo en TV que quería “tirar a matar” contra los indocumentados que cruzan la frontera, representa el deterioramiento del discurso público. También es una imagen de las dificultades republicanas de crear una carpa amplia para dar cabida a la diversidad. Este era una oportunidad perfecta para que el establishment republicano diera un ejemplo contundente de que no hay cabida en su organización para gente como Nugent, que ni siquiera pidió disculpas al ofendido por su insulto.

La actitud asumida en este caso tuvo reminicencias de cuando se decía que Obama no era estadounidense y los políticos hacían la vista gorda para no ofender a su base que propagba la mentira. Ahora la tolerancia hacia Nugent por no ofender a la base política es una ofensa para la gran mayoría de los estadounidenses.

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