Implante de barba gana popularidad entre neoyorquinos

Cada vez son más las personas que pagan entre $7,000 y $8,000 dólares para lucir una barba que la naturaleza no les dio

El proceso quirúrgico es muy similar al de cualquier injerto capilar.

El proceso quirúrgico es muy similar al de cualquier injerto capilar. Crédito: Video de Youtube

Nueva York.- La naturaleza no siempre otorga al hombre el don de la barba y la demanda se dispara en las clínicas de implantes de Nueva York.

En Nueva York, la barba ha empezado a ser un toque de distinción polivalente, tanto para los ejecutivos que quieres resultar más agresivos, los galanes que quieren ser más masculinos o los “hipsters” que quieren ser más “hipsters”, y las consultas de injertos capilares empiezan a registrar un aumento de clientela para el trasplante de vello capilar en la cara.

Implantarse una barba entera cuesta entre $7,000 y $8,000 dólares y, si lo que se necesita es un relleno o disimular esas zonas en las que el pelo no crece tanto, el precio puede rondar los $2,000 o $3,000 dólares.

“El trasplante de pelo facial se ha hecho popular en gran parte porque la gente se ha dado cuenta del resultado tan natural que se puede obtener”, asegura el doctor Kevin Ende, que empezó a ofrecer este servicio en 2007 y en el último año ha visto cómo se convertía en uno de los servicios estrella de su clínica en Madison Avenue, con entre una y dos visitas semanales demandándolo.

“Al principio empezó como un servicio para aquellos pacientes que se habían quemado la cara, por acné o por cicatrices que hacen que la barba haya perdido continuidad en la cara”, explica el doctor.

En la consulta de la doctora Yael Halaas, también en Manhattan, los más habituales eran mujeres que se estaban cambiando de sexo y que no podían lograr una barba tupida con el tratamiento hormonal, judíos ultraortodoxos (“una comunidad en la que la barba juega un papel importante”),y algunas comunidades asiáticas y latinoamericanas que genéticamente desarrollan menos vello facial.

“Pero desde hace tres años llegan cada mes al menos 4 o 5 ‘hipsters’ de entre 20 y 30 años que quieren la barba solo por una cuestión de moda”, asegura esta médico de origen cubano-argentino.

El proceso quirúrgico no es muy distinto al de cualquier injerto capilar: el lugar clásico del que tomar el cabello es la parte de la nuca y, una vez tomado el pelo, se puede implantar en la cabeza, en los brazos, en las piernas o en la cara.

Pero a pesar del auge “hipster” de la zona de Brooklyn, donde una tupida barba da un aspecto de modernidad bohemia y artística, Ende apunta que todavía los imberbes añoran, sobre todo, la masculinidad que añade una mandíbula tupida.

“Sigue siendo una de las razones por las que es popular este trasplante. Los pacientes que no tienen ningún tipo de pelo tienen cierto sentimiento de feminidad. Y algunos sienten que el pelo que tienen no es suficiente y quieren parecer más masculinos”, concluye Ende.

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