Luchando por hacer crecer la esperanza

El pasado abril se unió a la organización Safe Horizon, que ayuda a personas que han sido víctimas de violencia doméstica, abuso infantil y asalto sexual. Lleva más de una década trabajando por la comunidad en diferentes organizaciones como la Cruz Roja -donde empezó en San Francisco- y en el College Board, donde aprendió los retos de los estudiantes latinos.

Empezó trabajando de periodista para Telemundo, pero en el camino se cruzo la comunicación y la mercadotecnia y María de los Ángeles Corral se desvió un poco del camino pensado. “Siempre estuvo presente las historias humanas y en el trabajo que hago las hay tan poderosas que mueven a la gente para dar y apoyar” explica la vicepresidente senior.

A punto de celebrar el primer aniversario en la organización, Corral destaca lo “increíble” que es Safe Horizon. “En el corazón de la institución está ayudar a las víctimas de cualquier tipo de violencia para recobrar su poder”, subraya. Como madre -espera su segundo bebe-, está especialmente sensibilizada con los abusos a menores y la necesidad de protegerles.

Sin contacto directo con los casos, pero haciendo un trabajo impregnado de historias terribles, Corral apunta más hacia la esperanza. Una idea que repite en múltiples ocasiones durante la entrevista. A pesar de lo feo que ve, asegura que también hay “historias de esperanza”. No obstante, reconoce que en su trabajo actual lo más difícil es “mantenerme positiva”.

Corral nació en Durango (México), pero vino a Estados Unidos cuando era un bebe. Por eso no tiene sentimiento de desarraigo. Sin embargo, destaca, como hija de inmigrantes que desde los nueve años hizo de traductora para sus padres, siempre entendió los retos a los que se enfrentaban y “el valor de las organizaciones que existen para dar servicios de mejora a la comunidad”. Es en este campo donde ella ha ido creciendo desde que empezó en la Cruz Roja. Allí trabajó para hacer entender “el valor de prepararse ante un desastre” primero desde San Francisco y luego en Chicago -donde ha crecido-.

Su paso por el College Board, donde estuvo cuatro años, le abrió los ojos a los retos de los estudiantes latinos. “De todos los que empezamos somos muy pocos los que terminamos la carrera universitaria”, lamenta.

Desde temprana edad ha sabido el valor de las organizaciones que ayudan a la comunidad, a los estudiantes que ambicionan ir a la universidad. Por eso, “siempre he perseguido oportunidades allí donde puedo impactar en individuos, familias y comunidades”, remarca.

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