Cuestionan el fin de los Templarios

MÉXICO — La posible muerte de Enrique “Kike Plancarte”, uno de los últimos líderes de los Caballeros Templarios prófugo, podría ser el comienzo del fin de la organización criminal si el gobierno logra romper toda la estructura, castigar a las autoridades y políticos que los cobijaron e impedir que otros delincuentes tomen su lugar.

De otro modo, coinciden analistas, cuando el gobierno retire a las Fuerzas de Seguridad, la impunidad y la debilidad del Estado volverá a ser evidente.

“La joya de la corona de los líderes templarios es la caída de ‘La Tuta’ (Servando Gómez) porque ha sido mediáticamente una de las caras más visibles de la organización, pero la ruptura del comando no significa mucho si se toma en cuenta que hay una base operativa muy fuerte”, advirtió Gerardo Rodríguez, del Colectivo de Análisis con Seguridad y Democracia.

De acuerdo con este experto en temas de seguridad y terrorismo, los Caballeros Templarios lograron aliarse con terratenientes que controlan grandes territorios y tienen facilidad para replegarse mientras el ejército, la Policía Federal y la Marina se encuentren presentes.

El pasado lunes, la Secretaría de Gobernación informó que averiguan la identidad de Plancarte, líder espiritual de la organización, que presuntamente fue abatido por elementos de la Marina. Para Felipe González, exsubsecretario de Gobernación, la “pulverización” del cártel no significa el fin de una actividad criminal, al contrario, precisa, en cualquier momento desplazarse o ser sustituidos por otra organización mientras prevalezca una estructura política y judicial débil sometida a plata o fuego.

“Tenemos que lograr tener un cuerpo policíaco, político y de justicia honesto, ese debe ser el siguiente paso: tener un modelo digno”.

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