Ligera baja en las suspensiones escolares en NYC

Padres y organizaciones hispanas piden reevaluar las medidas disciplinarias en las escuelas pública

Datos muestran que en 2012 el 90% de los alumnos suspendidos eran latinos o afroamericanos.

Datos muestran que en 2012 el 90% de los alumnos suspendidos eran latinos o afroamericanos. Crédito: Getty

El número de estudiantes neoyorquinos de escuela pública que reciben suspensiones ha comenzado a decrecer desde que la administración del alcalde Bill de Blasio tomó el poder, según muestra un reporte del Departamento de Educación (DOE).

Padres y organizaciones hispanas reclaman sin embargo una reforma integral de esta medida disciplinaria, que repercute especialmente en el futuro educativo de alumnos latinos y afroamericanos.

Entre enero y marzo de 2014 se llevaron a cabo un total de 34,471 suspensiones en escuelas públicas, lo que supone un 0.2% menos que el año anterior, según el informe. La diferencia no es muy significativa, pero marca un cambio importante en la tendencia, ya que en el último trimestre de 2013 – en la etapa final de la administración del exalcalde Michael Bloomberg – la imposición de este castigo subió en un 26%.

“Las políticas de ‘tolerancia cero’ de Bloomberg resultaron en un incremento significativo del uso de las suspensiones como método sistemático de disciplina en las escuelas públicas”, explicó Vanessa Ramos, directora de política del Comité de Niños y Familias Hispanas (CHCF). “Ello tiene graves consecuencias negativas para los estudiantes, como es el atraso en la escuela, la deserción escolar, la repetición de grados, y lo peor, el ingreso en el sistema de justicia juvenil”, indicó.

Ramos denuncia además que la práctica de las suspensiones escolares se aplica de manera discriminatoria y desigual, como muestra que en 2012 el 90% de los alumnos suspendidos eran latinos o afroamericanos, según datos del propio DOE.

Jaime García, de 43 años, un padre cuyo hijo resultó suspendido el año pasado, se queja de que la medida la aplican los maestros y los directores de las escuelas públicas para sacarse el problema de encima.

“Mi hijo llegó un día a casa con una nota que decía que había sido suspendido porque era la segunda vez que se pegaba con otro alumno”, relató García, quien prefiere no revelar a que escuela acude su hijo. “Nunca me llamaron para decirme que esto había sucedido la primera vez. Así no nos ayudan a educar a nuestros hijos y solo les perjudican”.

Cuando era defensor del pueblo, De Blasio publicó un reporte indicando que la suspensión del alumno debería ser la última medida a aplicar para atajar problemas disciplinarios. La canciller de educación, Carmen Fariña, también ha dicho que disminuir el número de suspensiones tiene que ser una prioridad del DOE y que se plantea una reforma del código disciplinario, aunque aún no se ha fijado una fecha para llevarla a cabo.

El CHCF pide que apliquen cambios cuanto antes.

“Es hora de reevaluar, reformar y pensar en soluciones alternativas para que los estudiantes permanezcan en la escuela, se gradúen e identifiquen lo que es conducta apropiada en el entorno escolar”, acotó Ramos.

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