Negocios en East Harlem no se recuperan tras explosión

Comerciantes sostienen que la ayuda que provee la ciudad se limita a consejería y no al suministro de fondos para ayudar en la recuperación

Ivy, propietaria de  R&M Party Supply, batalla con la baja en ventas tras la explosión en East Harlem.

Ivy, propietaria de R&M Party Supply, batalla con la baja en ventas tras la explosión en East Harlem. Crédito: EDLP / Gerardo Romo

NUEVA YORK — Dos días antes de la explosión del 12 de marzo que destruyó dos edificios y provocó ocho muertes en El Barrio, clientes del restaurante Kiosk, en la calle 116 y la avenida Park, alertaron al propietario Mounir Nasd (44) de un penetrante olor a gas afuera del negocio.

La mañana siguiente, el comerciante llamó a Con Edison y al Departamento de Bomberos, pero asegura que no se detectaron fallas en el sistema.

“El olor a gas es tan común en este vecindario que nadie esperaba la pesadilla que ocurrió la mañana de ese miércoles”, dijo con tristeza.

El potente estallido destruyó los ventanales del restaurante, y causó daños en paredes, cámaras de seguridad y sistema de calefacción. La investigación impidió que Nasd abriera el negocio por tres semanas, dejándole pérdidas por comida perecedera.

“Las autoridades federales y de la ciudad me pidieron tener paciencia. Hicieron muy poco para ayudarme a levantar mi negocio establecido hace siete años”, apuntó.

El comerciante desembolsó $27,000 de su bolsillo para reconstruir el lugar, ante la falta de financiamiento inmediato. Enfatizó que la única ayuda que recibió fue un cheque por $2,500 de Con Edison. Sin embargo, enfrentó pérdidas de $30,000 en ventas por los días de cierre.

“El mayor desafío al abrir fue recuperar a los clientes. Muchos residentes tienen malos recuerdos”, destacó.

Nasd perdió otro negocio —Adar Lounge— situado entre las calles 115 y 116 en la avenida Park, que abrió un par de semanas antes de la explosión.

“El alcalde Bill de Blasio vino a cenar con Melissa Mark-Viverito unos días antes”, comentó al mostrar la foto con los funcionarios. “Ahora está cerrado y apenas puedo mantener en pie mi restaurante”.

El griego Dimitri Gatanas (35), dueño del vivero Urban Garden Center, situado debajo de las vías del tren Metro-North, prefirió no ofrecer cifras de las pérdidas por daños y cierre temporal de su negocio. “Los departamentos de la ciudad están en comunicación constante, pero la ayuda que proveen se limita a consejería. Los pequeños negociantes aún no vemos solución concreta”, indicó.

El comerciante dijo que la estructura del vivero impactada por el estallido tenía pocas semanas de rediseñada pieza por pieza con trozos de árboles caídos durante el azote del huracán Sandy, y lamentó que los vestigios de una dolorosa catástrofe experimentaran una nueva tragedia.

Gatanas destacó que ante la falta de financiamiento de la ciudad para reconstruir el negocio familiar fundado hace 50 años, emprendió una colecta de fondos por internet en GoFundMe.com, logrando una activa participación comunitaria. El jardín, un ícono de El Barrio, reabrió el 5 de abril.

“Está zona no está declarada como de desastre, lo que dificulta que las víctimas y los afectados reciban los fondos que necesitan”, expresó. “La ciudad podría ayudarnos con el perdón de impuestos o la facilidad de estacionamiento a clientes, pero nuestras voces no son escuchadas”.

George Sarkissian, presidente de la Junta Comunal 11, comentó que una queja común es la falta de reparación de ventanas dañadas en edificios cercanos a los colapsados. Las familias demandan que se retire la madera que cubre los huecos de los vidrios rotos.

Es el caso de la puertorriqueña María Nieves (78), quien vive hace 50 años en 101 de calle 116. La mujer asegura que sus familiares llaman con frecuencia al 311, pero la respuesta es siempre la misma.

“Me aseguran que en pocas semanas me repondrán los vidrios”, dijo con desesperación. “Dejé mi departamento y me mudé con mi hija porque el frío es insoportable. La madera no me protege del clima y sufro de la garganta”.

Las ventanas de la sala y de la habitación están cubiertas de madera. Nieves teme que los marcos se desprendan de la pared por las fisuras en el área dañada. Teddy Arzola (59), hijo de Nieves y residente del mismo edificio, comentó que unos 20 departamentos enfrentan condiciones similares.

“Fue una suerte que estuviera cubierta con la colchoneta, de lo contrario los vidrios me hubieran cortado la cara y los brazos”, dijo Nieves. “No puedo aceptar que los edificios que vi cada mañana por décadas ya no estén más”, se lamentó.

En el exterior del edificio de Nieves, y de otros inmuebles cercanos, se observan varias ventanas cubiertas con madera.

Sarkissian, de la Junta Comunal 11, comentó que el olor a gas es común en El Barrio, pero luego de la explosión los residentes se toman en serio cualquier indicio de riesgo.

El día de la explosión, la mexicana Marisela Martínez (57) fue desalojada de su edificio y pasó dos semanas en el refugio de la calle 125 y en casa de familiares. La mujer solicitó ayuda económica de emergencia para sobrellevar los días de mayor necesidad, pero asegura que el papeleo la obligó a renunciar a su petición. “El estatus migratorio no es tema de discusión cuando ocurre una tragedia. Los afectados necesitamos sensibilidad, no requisitos”, enfatizó.

“Me pidieron seguro social, tarjeta de residencia, declaración de impuestos y carta notariada que comprobara mi residencia. Estuve sin techo por días, me sentí muy presionada”, explicó la inquilina de 1662 de avenida Park, entre las calles 117 y 118. “Soy una sobreviviente del cáncer de pulmón. Los residuos del derrumbe impactaron mi salud y no tuve más fuerza de lidiar con la situación”, apuntó.

Martínez vende comida a los trabajadores de La Marqueta y sus ingresos semanales son escasos, pero prefirió no encarar lo que calificó como “una montaña de papeles”.

// <![CDATA[</scrip//

Según el Departamento de Pequeños Negocios, 59 establecimientos situados entre la avenidas Quinta y Lexington y las calle 115 a la 117, sufrieron daños o pérdidas por cierre temporal. De acuerdo con la Junta Comunal 11, cuatro aún no pueden abrir ante el lento proceso de recuperación.

Cuatro edificios fueron desalojados en el área impactada por el estadillo. Están ubicados en 89 y 91 de la calle 116, y en 1642 y 1652 de la avenida Park. Los inquilinos y comerciantes no pueden volver hasta que las condiciones sean seguras.

En esta nota

ExplosiónEastHarlem
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain