‘Transcendence’ quiere ser muy lista, pero termina siendo boba

Crítica de cine: 'Transcendence', con un aburridísimo Johnny Depp, se queda muy lejos de ser el filme inteligente y sofisticado que pretende ser

'Transcendence' se estrena este viernes.

'Transcendence' se estrena este viernes. Crédito: Warner Bros.

Me imagino a los responsables de Transcendence —que se estrena el viernes y ha sido clasificada PG-13— sentados alrededor de una mesa pensando qué actores elegir para su película. Sus motivos no son, en ningún momento, seleccionar a los intérpretes más adecuados, que encajen con las peculiaridades de los personajes protagonistas. Para nada.

Lo que les importa es escoger un pupurrí de actores o caras populares que sean capaces de leer las frases del guión con cierto convencimiento… porque de lo contrario lo que podría suceder es que este “thriller’ de ciencia ficción fuera tomado como una comedia ridícula. Algo fácil de hacer porque el libreto es, precisamente, ridículo.

Así es como se juntaron en este despropósito de filme Johnny Depp (que parece actuar afectado por demasiadas pastillas somníferas), Morgan Freeman (que recita su papel con su gravitas habitual, aunque no diga nada relevante), Paul Bettany (que está en la mezcla porque siempre queda bien tener a alguien con acento inglés), Rebecca Hall (que hace el papel de mujer-inteligente-pero-enamorada) y el pobre Cillian Murphy (que repite en palabras lo que un segundo antes ha sido mostrado en imágenes).

La historia —cuyo punto de partida es interesante— sigue al Dr. Will Caster (Depp), quien cree en el futuro de la inteligencia artificial con el mismo fervor como ama a su esposa, Evelyn Caster (Hall). Pero un grupo revolucionario cuyo objetivo es detener el avance de las corporaciones con poderes informáticos, provoca una serie de atentados. Una de sus víctimas es el Dr. Caster, quien, con el objetivo de sobrevivir más allá de su cuerpo, “almacena” su cerebro en un programa de computadoras, y con ello, su pasado y, en apariencia, sus sentimientos y emociones.

Pero lo que sucede después va más allá del amor entre los Caster y entra de lleno en un intento de dominio de la humanidad.

Sí, el guión del debutante Jack Paglen propone temas desafiantes —aunque nada originales—, como dónde está el límite entre ser un científico con ideales y un científico con ansias de ser Dios.

Pero lo hace sin intención alguna de convencer al espectador de que lo que cuenta es “real”, por mucho que éste sepa que no lo es: lo que comúnmente se conoce como “suspensión de incredulidad” fracasa estrepitosamente en Transcendence.

Además, todo está plasmado en una desganada puesta en escena del realizador novel Wally Pfister, hasta ahora director de fotografía del cineasta Christopher Nolan (uno de los ¡14! productores del filme), responsable de la más reciente trilogía de Batman y de filmes como Inception, Memento o Insomnia, todos fotografiados por Pfister.

Una pena que el arte visual mostrado en estos filmes por este último esté completamente ausente de las intrascendente Transcendence.

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