Juan Pablo II le cambió la vida a monjas en NYC

Dos hermanas Carmelitas relatan su encuentro con el Papa, quien será canonizado este domingo

Las hermanas Carmelitas, María, (der.) y Altagracia ya tenían como santo al Papa Juan Pablo II cuando lo conocieron en 1995.

Las hermanas Carmelitas, María, (der.) y Altagracia ya tenían como santo al Papa Juan Pablo II cuando lo conocieron en 1995. Crédito: EDLP / José Acosta

NUEVA YORK — En sus visitas a Nueva York, el Papa Juan Pablo II dejó en muchos hispanos la imagen no sólo del hombre humilde y espiritual que se inclinaba y besaba el suelo para bendecir la tierra que pisaba, sino también la del religioso comprometido con las causas sociales.

Quienes lograron estrecharle la mano al Papa Peregrino en su visita de 1995 fueron las Hermanas Carmelitas Teresas de San José, las monjas María Ovalles (83) y Altagracia Pimentel (76).

“Yo lo tenía como santo aun cuando estaba vivo, y lo que le pedía me lo concedía”, reveló María.

Las hermanas estaban sentadas una al lado de la otra, delante de ellas estaban dos monjas norteamericanas, y se sorprendieron cuando el Papa pasó las manos por encima de estas religiosas para saludarlas a ellas.

“Cuando me dio la mano yo sentí como si me hubiera cambiado la vida y no me salieron las palabras”, rememoró la hermana María.

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