Desalojan campamentos estudiantiles

Miembros de la Policía Nacional Bolivariana (GNB) dispersan un grupo de manifestantes opositores al Gobierno  en Caracas.

Miembros de la Policía Nacional Bolivariana (GNB) dispersan un grupo de manifestantes opositores al Gobierno en Caracas. Crédito: efe

Caracas — Fin a la calma momentánea en Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro propició ayer el rebrote de las hostilidades, tras varias semanas de cierta tranquilidad, al ordenar el desmantelamiento por la fuerza de tres campamentos de estudiantes “por la libertad”, instalados en dos plazas y frente a la sede de Naciones Unidas en Caracas.

La operación policial, en la que participaron más de mil agentes, acabó con la captura y detención de 243 jóvenes, una cifra récord desde que comenzaran las protestas hace más de tres meses. La embestida gubernamental se completó con el aplazamiento de la vista contra el líder radical Leopoldo López y con la detención de un activista de derechos humanos cuando regresaba al país.

“Teníamos evidencias que desde estos campamentos estaban saliendo los grupos más violetos a cometer hechos terroristas. El factor sorpresa fue fundamental”, destacó el general Miguel Rodríguez Torres, ministro de Interior, quien insistió en que “es impresionante la cantidad de droga que se consiguió”. El gobierno presentó públicamente lo incautado en las operaciones, al menos lo que asegura haber encontrado: armas de fuego, escudos, cascos, máscaras antigás, preservativos, comida, celulares, clavos y bombas molotov.

Varios estudiantes que se libraron de la detención insistieron durante todo el día a los medios locales que la policía habría “sembrado” armas o drogas en los campamentos. También se quejaron de los golpes y de los disparos al aire de las fuerzas de seguridad durante la intervención.

“Gobierno continúa peligrosamente cerrando espacios para la protesta pacífica, desacatando petición de la ONU y desalojando violentamente campamentos estudiantiles”, protestó la ong Provea.

Enfrentamientos y protestas se sucedieron en Caracas y ciudades de seis estados del país tras la intervención policial, que fue aplaudida por el chavismo. “Gas del bueno para todos los chukis (estudiantes rebeldes) de Altamira”, arengó el ministro Andrés Izarra, otrora gurú mediático de Hugo Chávez.

En el otro lado, se multiplicaron las ya habituales quejas. “Esta madrugada (ayer) ocurrieron unos hechos que tenemos que condenar, llevarse a estudiantes detenidos no está bien. Quien actúa en la oscuridad sabe que algo sucio está perpetrando. En la oscuridad actúa la delincuencia. Los estudiantes detenidos deben de ser liberados, exigió el gobernador Henrique Capriles.

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