Sin piernas no hay paraíso

TOL070 SAO PAULO (BRASIL), 11/06/2014.- Aficionados brasileños posan frente al estadio Arena Corinthians en Sao Paulo, Brasil, hoy, miércoles 11 de junio de 2014. El Mundial de fútbol de Brasil 2014 se celebra del 12 de junio al 13 de julio. EFE/Tolga Bozoglu

TOL070 SAO PAULO (BRASIL), 11/06/2014.- Aficionados brasileños posan frente al estadio Arena Corinthians en Sao Paulo, Brasil, hoy, miércoles 11 de junio de 2014. El Mundial de fútbol de Brasil 2014 se celebra del 12 de junio al 13 de julio. EFE/Tolga Bozoglu Crédito: authors

Álex Oller

El toque ya no basta. Esta es la dura lección que aprendió España, si es que no lo sabía ya, tras sufrir una dolorosa goleada, 5-1 a manos (o mejor dicho piernas) de la revitalizada selección de Holanda en su estreno mundialista.

No entierren a La Roja todavía.

Recuerden que el combinado de Vicente Del Bosque también arrancó con sorpresiva derrota, 1-0, ante Suiza el pasado certamen de Sudáfrica, que acabó conquistando.

Aquel partido lo vi en un lugar tan insospechado como Cuba.

En esa ocasión presencié el partido en una acogedora casa de La Habana junto a mi esposa y, cosas de la vida, un risueño e incrédulo señor helvético, también de visita en la isla.

Nadie esperaba entonces semejante resultado, pues España alcanzó la cita como campeona de Europa y exhibía un fútbol dulce, de toque excelso y contagiosa determinación.

La calidad individual de sus futbolistas al servicio del equipo posibilitó que ganara sus seis siguientes cotejos hasta proclamarse campeón por primera vez en la historia. Y a esa reacción se agarra ahora el actual combinado, consciente de que le esperan dos “finales” a cara de perro ante Chile y Australia.

Pero esta vez las sensaciones son muy distintas. Si lo de Suiza pudo archivarse en el cajón de los accidentes, lo de Holanda se antoja más bien un aviso. Y de los serios.

Todo le salió mal a España en Salvador de Bahía, donde los chicos entrenados por Louis Van Gaal se bastaron de un libreto tan sencillo como conciso para desnudar al vigente campeón, incapaz de superar la incesante presión “Orange”, pese avanzarse de penal sobre Diego Costa.

El experimento del hispanobrasileño como punta de referencia no funcionó y vino a retratar el principal problema del equipo de Del Bosque que, salvando al lateral Jordi Alba, pareció llegar muy justo de físico a la cita.

La cuestión no es tanto si a La Roja le resta fútbol, más bien si le queda gasolina.

En esta nota

Brasil
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain