Estilo de alta tecnología

Claire Ortiz montó su negocio, de moda, dio la vuelta al mundo con multinacionales y terminó volviendo "a casa", Los Ángeles, para unir ciencia y moda en una nueva empresa.

Claire Ortiz en su oficina de Downtown Los Ángeles (foto principal) y varias de las creaciones de su primera colección

Claire Ortiz en su oficina de Downtown Los Ángeles (foto principal) y varias de las creaciones de su primera colección Crédito: <copyrite> J. Emilio Flores</copyrite><person> .< / person>

Las costureras mexicanas las que hacían la mayor parte del trabajo en la industria de la moda en Los Ángeles, fueron las que enseñaron a Claire Ortiz. “Ellas me enseñaron a entender el trabajo”, dice.

Nacida en Texas y de raíces mexicanas, Ortiz es hoy, años después, una emprendedora que en 2012 abrió junto con su socia, Heather Park, Ortiz Industry. Es una firma de diseño y moda que ella describe como empresa tecnológica y en la que trabajan ocho personas.

Ortiz Industry usa materiales de alta tecnología que tienen patentados. Son telas resistentes a manchas, antibacterianas, no dejan pasar la transpiración, resistentes, que se lavan en lavadora…

“Quiero vestir al profesional que deja su casa a las 7.00 A.M. y vuelve a casa a las 7.00 P.M.”, explica Ortiz.

La empresa fue fundada en 2012 y ese año se dedicó a estudiar y crear los materiales en Asia. En febrero de 2014 se lanzó la primera colección.

Ortiz es ejemplo de lo que dijo el poeta Antonio Machado. “Se hace camino al andar”. “Lo que se lo aprendí trabajando”, explica. “Yo no tengo certificados”, explica.

No. Ortiz no ha pasado por escuelas de negocio o diseño pero viviendo en un hogar con estrecheces económicas su madre siempre le hablaba de la importancia de la educación y ella no dejó de aprender y tener la curiosidad para ello. “Cuando tenía 19 o 20 años, tenía una bici pero no dinero e iba a la biblioteca de la universidad y “simulaba ser una estudiante”, dice riendo.

Su madre le dio un consejo. “Uno nunca se cae del suelo”.

Cuando tenia 23 años creó su primera compañía de diseño y gracias a una buena red de personas creativas y mucha dedicación empezó a vestir a celebridades como los actores de The Fresh Prince of Bel-Air o Janet Jackson. Fue el primer paso y terminó vendiendo prendas a Urban Outfitters y otras tiendas.

“Nunca tuve un modelo al que seguir pero tampoco sabía qué era fracasar”, dice.

A los 26 vendió su negocio para unirse a la primera gran empresa, Esprit. Como directora de diseño estaba al frente de 26 personas”, recuerda.

Casi tres años después dejó esta empresa y montó una tienda que vendió antes de aceptar la oferta de Nike que la puso al frente de algo que a ella, en un inicio no le interesaba: el lanzamiento de la marca de Michael Jordan. “Muy poca gente sabe que detrás del inicio de este multimillonario negocio hay una mujer”, dice Ortiz. “¡Latina!”.

Tras cinco años con Jordan, Nike —la empresa en la que conoció a su socia— la mandó a Asia. Pero echaba de menos EE.UU. y volvió para trabajar para Under Amour y luego Wilson Racquet Sports.

Pero Ortiz quería “volver a casa”, Los Ángeles, y de Chicago hizo las maletas para poner su negocio.

Ortiz planea tener distribución global y precios accesibles. Y mientras vuelve a mirar el mundo desde casa, no olvida a las costureras mexicanas, “sin ellas no estaría donde estoy”

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