Liberan a sudanesa que fue condena por convertirse al cristianismo
El Tribunal de Apelaciones ordenó la liberación de Mariam Ibrahim Ishaq, condenada a muerte por apostasía, tras negar el Islam y proclamar su fe en el cristianismo

La doctora sudanesa de 27 años dio a luz en prisión. Crédito: EFE
La joven sudanesa que había sido condenada a pena de muerte por convertirse al cristianismo salió de la prisión donde dio a luz a su segundo hijo el pasado mes, después de que un tribunal anulase el polémico fallo.
La doctora Mariam Ibrahim Ishaq, de 27 años de edad, fue puesta en libertad y no será finalmente ejecutada, como estaba previsto.
El Tribunal de Apelaciones de Sudán ordenó este lunes la liberación de la mujer cristiana de 27 años condenada a muerte por apostasía, tras negar el Islam y proclamar su fe en el cristianismo.
“El Tribunal de Apelaciones ordenó la liberación de Mariam Yahya Ibrahim y la cancelación del anterior fallo de la Corte”, informó la agencia oficial de noticias de Sudán, SUNA, sobre el falló emitido el mes pasado por una Corte de Jartum.
Ibrahim fue condenada a 100 latigazos por el cargo de adulterio, al casarse con un hombre cristiano, y a la horca por apostasía tras negarse a renunciar a su fe y a reconocerse como islámica.
El tribuna consideró que el fallo en primera instancia dictado contra la joven se basó en “pruebas débiles y contradictorias“.
También apuntó que hubo un error de procedimiento al anular el matrimonio entre Ishaq y su marido Daniel Wani, también de religión cristiana.
Con el primer fallo su matrimonio con el estadounidense Daniel Wani en 2011 fue declarado nulo, con lo que también fue condena por adulterio, al tener relaciones sexuales con un hombre fuera matrimonio.
El abogado de la defensa Mohamed Ibrahim destacó a Efe que la puesta en libertad de Ishaq “significa que el tribunal reconoce que ella no se convirtió al cristianismo, sino que siempre fue cristiana, y que su matrimonio es legal”.
La doctora fue sentenciada a la horca el pasado 15 de mayo, aunque la Justicia sudanesa le ofreció dos años hasta cumplir la pena para que pudiera amamantar al bebé del que en ese momento estaba embarazada y que nació el 27 de ese mes.
Durante su estancia en la cárcel de Omdurman, en un suburbio al oeste de Jartum, Ishaq tuvo que amamantar a su hija recién nacida con unos grilletes en las piernas, al tiempo que cuidaba de su otro hijo, de casi dos años.
En este periodo su marido, de origen sudanés pero de nacionalidad estadounidense, ha visitado a su esposa y sus pequeños siempre que las autoridades penitenciarias se lo permitían.
De padre musulmán y madre cristiana, Ishaq había sido condenada por su supuesta conversión al cristianismo.
Al contrario de lo que le pidieron las autoridades judiciales, ella nunca renegó de su fe y aseguró que nunca había profesado el islam porque siempre fue educada por su madre.
La tradición islámica designa automáticamente a los hijos de varones musulmanes como seguidores también de esta religión.
Su esposo, que también estaba siendo procesado, consiguió esquivar la misma suerte al considerar el tribunal que no había suficientes pruebas, ya que adujo haber contraído matrimonio con Ishaq cuando esta ya se había convertido al cristianismo.
El fallo contra esta mujer había despertado el rechazo de las organizaciones de derechos humanos.
Amnistía Internacional, Human Rights Watch y ONG regionales como el Centro Africano para Estudios de Justicia y Paz pusieron el grito en el cielo, al igual que las decenas de activistas y ciudadanos que se manifestaron en Jartum a favor de Ishaq y de la libertad religiosa.
Pese a que el gobierno había negado que la cristiana fuera a ser liberada en las últimas semanas y mostrado su “respeto a la independencia del poder judicial”, finalmente la Justicia sudanesa ha dado la razón a la joven.