‘Little Colombia’ busca líderes comunitarios

A pesar de la cantidad inmensa de colombianos, esta comunidad aún no ha logrado obtener representación política en la ciudad

Cententares de colombianos se reúnen cada año en el Desfile Colombiano en Queens.

Cententares de colombianos se reúnen cada año en el Desfile Colombiano en Queens. Crédito: Especial ED

Desde que empezaron a llegar en los años 60, los colombianos han creado incluso su “Pequeña Colombia” en Queens, pero al contrario que los puertorriqueños, dominicanos o, más recientemente mexicanos y ecuatorianos, no han logrado representación política en la ciudad.

Se estima que 1.5 millones de colombianos residen en el área tri-estatal (Nueva York, New Jersey y Connecticut). En NYC, la mayoría se han instalado en Jackson Heights, Elmhurst y Corona. Sin embargo, además de no tener representantes en el gobierno local o estatal, en 2011 perdieron su actividad más famosa y multitudinaria, el Festival de la Independencia Colombiana en el Parque de Flushing.

“Desafortunadamente, los colombianos no nos caracterizamos por estar unidos y deberíamos”, apunta el presidente del Centro Cívico Colombiano, Adolfo Sánchez, que destaca el exceso de regionalismo entre sus paisanos y remite a la “falta de fondos” para explicar porqué no se celebra el Festival desde hace tres años.

La división, dice, “es una representación de lo que pasa allá, pero poco a poco se va diluyendo”, sostiene Sánchez.

La organización que preside y que ha cumplido 36 años trata de ayudar a los compatriotas que llegan a Nueva York, además de promover su cultura y folklore.

En su opinión, es importante lograr esa unidad “para generar fuerza y poder colocar en la asamblea y en el gobierno líderes que defiendan los intereses de nuestra comunidad.” Entre ellos, la generación de empleo de calidad y un buen servicio de salud.

Este escenario ya se ha producido en Nueva Jersey, donde colombianos han llegado a ser alcaldes de poblaciones como Hackensack o Dover.

“Nos llevan cierta ventaja, pero los pueblos son más pequeños”, remarca Sánchez, que apela al proceso de renovación en el que está inmerso el CCC. “Hace falta sangre nueva“, subraya.

En esta misma dirección apunta el presidente y fundador del Centro Cultural Colombiano Internacional (CCCI), Rafael Castelar, que otrora formó parte del Centro Cívico Colombiano y llegó a Nueva York en 1965.

“En cuanto pase el desfile colombiano en Queens del 27 de julio, celebraremos unos seminarios de liderazgo”, explica Castelar, que fundó esta parada en 2001.

Los festejos por la independencia de Colombia son una muestra de la escisión que vivió el Centro Cívico y la comunidad. Mientras el CCCI organiza el desfile que tendrá lugar en la Northern Blvd -que contará con la presencia del alcalde Bill de Blasio, según se informó.

Castelar cuenta con un extenso currículo en la fundación de organizaciones como la Sociedad Amigos de Colombia en 1967 -dos años después de emigrar- o el Desfile de la raza -hoy de la hispanidad-. A sus 67 años, apuesta por “no tirar la toalla” para hacer más fuerte a su comunidad, que considera aquejada de un mal: “la envidia.”

Lo cierto, es que a Castelar le llueven las críticas por acumular poder a través de varias organizaciones y no vivir en la zona. Además de presidente internacional del CCCI, también fundó la Cámara de Comercio Colombiana en NY, donde es presidente honorario, y tiene su empresa.

Sin parar de atender clientes en su oficina de Roosevelt Avenue y rodeado de posters de la Liga Antidifamación Colombiana y Repatriación Latina, el activista Orlando Tobón resalta la soledad de diferentes grupos de su tierra para ayudar a sus paisanos.

“No tenemos representación. Nuestros políticos nos han hecho quedar mal: el senador [estatal] Hiram Montserrate está preso por haber robado el dinero de los contribuyentes; la concejala Julissa Ferreras solo viene por el vecindario cuando hay elecciones”, lamenta.

Después de 40 años en Nueva York, Tobón se ha remangado en numerosas causas sociales -grandes y pequeñas- para ayudar a su gente.

Por eso, el activista es tajante al afirmar que mientras “los viejos no suelten el supuesto liderazgo”, será difícil cambiar esa situación de desapego a lo político en Nueva York. De hecho, varias organizaciones se han puesto manos a la obra para pasar el testigo generacional.

“Los problemas que tenemos los solucionamos pequeños grupos comunitarios”, añade Tobón. La falta de cohesión, sin embargo, es la nota dominante entre estos.

El empresario y economista Zoilo Nieto reconoce las diferencias en la comunidad y las minimiza: “Se dan también en otras comunidades, pero hay que avanzar para lograr que la nuestra sea más solida y que haya candidatos electos que nos ayuden a organizarnos”.

Nieto, que se presentó como candidato por el Exterior -comicios que han sido anulados por supuesto fraude- y no salió ganador, reclama un mayor apoyo financiero del Gobierno de Colombia. “Le pedimos que destine 15 millones de dólares para política exterior”, explica el fundador de las academias de idiomas Zoni.

El relevo generacional es posible, según los veteranos. Y sobre todo, necesario porque los cambios que afectan a la comunidad ya se empiezan a sentir en Queens.

Desde hace unos años, Jackson Heights está cambiando, apunta Arturo Ignacio Sánchez, el doctor en planificación urbana y regional por la Universidad de Columbia, que apunta a “la fragmentación” y al “personalismo” como causas de la división.

Sánchez subraya que la comunidad colombiana es “la más variada etnocéntricamente” del vecindario. Este es “el nuevo Lower East Side” desde el punto de vista migratorio, resalta.

Para el profesor más que de comunidad latina, habría que hablar de “formaciones sociales”. Destaca que hay procesos migratorios de españoles, peruanos, colombianos y cada uno cuenta con su capital social, cultural y racial

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