Artesia: Madre migrante y su bebé salen de centro de detención de ICE

Reporte especial Niños migrantes: Tras negarle petición inicial de asilo logra reabrir su caso con ayuda legal

Katy Serrano y su bebé Mateo pasaron cinco días en una fría celda de la Patrulla Fronteriza, el menor terminó en el hospital.

Katy Serrano y su bebé Mateo pasaron cinco días en una fría celda de la Patrulla Fronteriza, el menor terminó en el hospital. Crédito: Suministrada

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Katy Elizabeth Serrano y su bebé Mateo estuvieron recluidos dos meses y medio en el Centro Residencial de Artesia luego de un azaroso viaje desde El Salvador. A pesar de tener un caso fuerte, su solicitud inicial fue negada, primero por un agente y luego por un juez, pero no se dio por vencida y, finalmente, gracias a la ayuda legal que recibió, logró salir bajo fianza.

Katy, de 22 años, tuvo que pedir que se le repitiera la entrevista de asilo, logró pasar las primeras pruebas y ahora se encuentra en Long Island, Nueva York, con su madre, Marisela, tras una separación de 11 años.

La joven madre es una de las pocas detenidas en Artesia a las que se les ha permitido salir bajo fianza. Otros cientos se encuentran recluídas con su hijos en este centro de detención de ICE, y muchas otras han sido deportadas.

Bryan Johnson, abogado que representa a Katy, explicó que la entrevista inicial de asilo se realizó, como pasa con todas las madres: con el bebé o el menor presente.

“El bebé estaba enfermo y llorando y faltaron muchos detalles en la entrevista”, dijo Johnson. En la segunda ocasión Katy aprobó su entrevista de miedo creíble.

La joven madre estudiaba su cuarto año de periodismo en una universidad de San Salvador cuando los pandilleros empezaron a seguirla. Un día, dos de ellos se subieron al bus donde ella viajaba y le dijeron que la conocían y le pidieron 100 dólares de renta.

“Me dijeron que si tenía dinero para la universidad también tenía para darles a ellos”, contó Katy en entrevista con La Opinión. El dinero se lo mandaba su madre desde EEUU.

Katy decidió dejar su carrera, tomar a su pequeño e irse, usando un dinero que tenía ahorrado.

“La verdad ella no tenía necesidad de venirse porque con su carrera pudo irle bien allá”, cuenta la madre de Katy, quien desde acá escuchaba angustiada las historias sobre los pandilleros, la inseguridad y los homicidios contra vecinos y familiares en El Salvador.

“Pero uno no siempre se va porque quiere sino porque lo obligan” , agrega Marisela.

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Katy cruzó la frontera el 26 de junio y fue arrestada junto a su hijo Mateo por agentes de inmigración. Ambos permanecieron cinco días en la “hielera”, una celda congelada. Luego la enviaron a Artesia, ahí el bebé de 16 meses de edad, se enfermó casi de inmediato.

Según los documentos médicos, de los cuales La Opinión tiene una copia, el bebé fue tratado por médicos en varias ocasiones y hospitalizado durante tres días en un nosocomio fuera de Artesia.

“El niño tuvo neumonía, una infección en ambos pulmones, inicialmente creyeron que era tuberculosis”, dijo el abogado. “Pero lo mandaron de vuelta a detención muy rápido y, claro, volvió a enfermarse”.

El abogado explica que parte del problema es que hay muchos bebés y niños detenidos en un lugar muy pequeño y es difícil separar a los enfermos. El pequeño estuvo enfermo durante casi los dos meses y medio que duró la detención, dijo Katy. Tuvo gastroenteritis, rinitis alérgica, una infección ocular y otra del oído y colitis.

La mayor preocupación de Katy era que su hijo tuviera algo grave e irreversible y que los mandaran de nuevo a El Salvador.

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