A quién no le gusta el frijol
A un buen plato de frijoles no se niega nadie, sabia decisión que aporta carbohidratos, proteína y fibra.
Esta leguminosa ayuda a prevenir diabetes e hipertensión arterial, regulando el metabolismo de los azúcares y grasas.
Cociéndolos perfectamente o añadiéndoles un chorrito de vinagre eliminarás su pesadez, e igualmente sirve dejarlos remojando cuatro horas antes de hervirlos y enjuagarlos bien.
La manera tradicional de prepararlos no cambia mucho de generación tras generación.
Sea en una olla regular o una a presión, siempre es básico dominar los tiempos de cocción. Para 200 gramos de frijol, el tiempo en la olla de presión sería de media hora, y en la tradicional, el doble.
Un consejo es dejarlos en remojo desde una noche antes para que el período de cocción se reduzca.
Para 1 kilo de frijol se añade media cebolla partida en cuartos y una cucharada de aceite.
Una vez cocido, va la sal al gusto y una ramita de epazote, de cilantro o de orégano, y dos o tres dientes de ajo. Se deja hervir de 10 a 15 minutos más, con la olla destapada.
Para conservar los frijoles cocidos o guisados, enfriar destapados, a temperatura ambiente y, de preferencia, en un recipiente diferente.
Fríos se tapan y guardan en el refrigerador. Pueden mantenerse de seis a ocho días sin alteración.
Ojo, es muy probable que si se refrigeran aún tibios o calientes se echen a perder en tres o cuatro días.