De Blasio escucha a la calle sobre salario mínimo (análisis)

Las subidas de los salarios mínimos y salarios dignos es, definitivamente, una cuestión local. Así lo están entendiendo los mandatarios de grandes municipios como Seattle, Chicago, San Francisco y Los Ángeles, y así lo ha entendido el alcalde que ganó las elecciones hablando de la desigualdad de la ciudad que aspiraba a gestionar, Bill de Blasio.

Ayer, el alcalde de Nueva York se unió al llamado del presidente Barack Obama para subir los salarios dignos, e hizo lo que éste ya ha hecho: usar su acción ejecutiva para elevar unos sueldos con los que es muy difícil vivir en una ciudad cuyo salario promedio ronda las $51,000.

Con la orden ejecutiva de De Blasio, los ingresos de los que antes cobraban el salario mínimo y ahora están cubiertos por esta paga digna incrementada pueden pasar de ganar $16,640 anuales antes de impuestos a $27,310, según la oficina del alcalde.

Las autoridades locales no sólo se ven respaldados por el presidente Obama sino que además están más cerca de unas calles en las que cada vez más personas están clamando por sueldos que no condenen a los trabajadores a la miseria. Las manifestaciones por la subida del salario para los trabajadores de fast food, los peor pagados de todos, ya han calado en el discurso político y ayer mismo algunos de los candidatos a los escaños de la capital del estado reforzaban su discurso contra los salarios de pobreza y la necesidad de subirlos.

Christine Owens, directora ejecutiva del National Employment Law Project, dijo ayer que la decisión de de Blasio ayer “asegura que Nueva York no se queda atrás”, en un movimiento ciudadano que ya pasa por otras grandes urbes del país para suplir el vacío de Washington. Según Owens, la acción de ayer “sienta las bases para una expansión del salario digno en toda la ciudad y añade fuerza a la campaña de $15 la hora que empezó siendo una demanda de los trabajadores peor pagados”.

El momento en el que se expande este salario es importante porque apenas quedan semanas para las elecciones de las que depende una legislación en Albany que subiría el salario mínimo a $10.10 (por encima de los $9 que llegarán en 2016 si se dejan las cosas como están) y una autorización a municipios como el de Nueva York para subir estos sueldos un 30% adicional.

Ayer, Working Families, organización que convenció al gobernador Andrew Cuomo de que tenía que dejar a los municipios elevar sus mínimos, pidió a sus simpatizantes que votaran para asegurar una mayoría demócrata en el Senado estatal que permita el avance en la legislación en todo el territorio.

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