Qué medidas se están tomando para evitar la propagación del ébola en Madrid

Desde que se confirmó en la capital española el primer caso de contagio de ébola fuera de África, España adoptó un plan de emergencia para prevenir nuevos contagios. ¿En qué consisten esas medidas?

Desde que este lunes se confirmó el primer caso de contagio de ébola fuera de África, registrado en un hospital de Madrid, España activó un plan de emergencia para contener la propagación de la enfermedad. ¿En qué consisten esas medidas?

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El contagio de la auxiliar de enfermería, Teresa Romero, ocurrió en el Hospital Carlos III de Madrid, donde fueron atendidos los dos misioneros españoles repatriados de África ya gravemente enfermos.

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Ambos murieron, el primero en agosto y el segundo en septiembre.

Romero, de 40 años, formó parte de los equipos que trataron a ambos.

Las autoridades españolas -que aseguran haber seguido los estándares de seguridad marcados por la Organización Mundial de la Salud- no saben aun cómo pudo ocurrir el contagio.

La directora general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Mercedes Vinuesa, dijo que “el control de los contactos es la medida más eficaz para evitar una infección comunitaria”.

Afirmó que lo más importante es encontrar todas las personas con las que la afectada mantuvo contacto, para lo cual se van a poner “todos los medios necesarios”.

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El Hospital de Alcorcón (sureste de Madrid), al que llegó en ambulancia la sanitaria el lunes, ha identificado 21 contactos hospitalarios con la mujer.

El centro ha citado a todos ellos para informarles de que deben someterse a vigilancia epidemiológica, lo que consiste en tomarse la temperatura dos veces al día, mañana y noche.

Por el momento podrán hacer vida normal, ya que el virus no es contagioso hasta que no hay síntomas.

Con estos 21 trabajadores sanitarios, son ya medio centenar los profesionales de la medicina que están sometidos a vigilancia epidemiológica por contacto con algún enfermo de ébola en España.

Una treintena de trabajadores sanitarios ya estaban siendo vigilados desde el tratamiento a los dos religiosos fallecidos por el virus tras ser repatriados y a los que la auxiliar afectada trató.

Al mismo tiempo, otras tres personas fueron aisladas y están siendo sometidas a vigilancia, entre ellas el marido de la contagiada.

Las otras dos personas son un hombre que viajó desde Nigeria y una enfermera que también estuvo en contacto con los misioneros fallecidos por el virus tras ser repatriados.

De todos ellos, el esposo es el que más preocupa a las autoridades, ya que es quien más contacto tuvo con la mujer.

Los cuatro pacientes ingresados se encuentran en la planta sexta del hospital Carlos III de Madrid que permanece cerrada al público.

Cada uno se encuentra en una habitación especialmente preparada para evitar la propagación.

Las autoridades españolas aseguraron que lo urgente desde el punto de vista de la salud pública es garantizar que todos los riesgos asociados a este caso están controlados y que no haya riesgos para el resto de la población.

La directora Vinuesa reconoció que “el riesgo es una probabilidad, y este nunca puede ser cero. En el caso de España es menor que para otros países”.

Aseveró que se han activado los planes para intentar conseguir los medicamentos experimentales disponibles.

Rafael Pérez-Santamarina, gerente del hospital de la Paz, del que depende el Carlos III dijo que la paciente está progresando favorablemente.

Pérez-Santamarina informó que está siendo tratada con suero hiperinmune de una donante que ya ha superado la enfermedad, y no ha sufrido ninguna reacción negativa en la primera dosis.

También está a disposición de la paciente el antiviral Favipiravir. En ambos casos se trata de tratamientos experimentales.

También se está tratando de buscar el origen del contagio para detectar si hay que mejorar el protocolo o si se produjo algún fallo en alguno de los pasos de su aplicación o supervisión.

Por el momento las autoridades descartan un contagio accidental, es decir, que en ningún momento se apreció un error en los procedimientos de protección que siguió la paciente.

Teresa Romero acudió hace una semana a los servicios de prevención porque tenía fiebre y astenia, pero no cumplía los requisitos clínicos para ser evaluada como posible caso de ébola.

Fernando Simón, coordinador del centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad de España, admitió que, aunque la auxiliar contagiada no tenía síntomas graves, hubiera sido mejor ingresarla el 30 de septiembre en vez de esperar al 6 de octubre.

En este caso, dado el historial de la mujer, que había atendido a los dos enfermos repatriados, se podía haber actuado de otra manera, opinó Simón.

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