Educa a tus hijos para vivir sin adicciones

Para que tus pequeños tengan una vida sana emocionalmente, edúcalos con valores y coherencia

Los jóvenes son propensos a caer en adicciones.

Los jóvenes son propensos a caer en adicciones. Crédito: EFE

Respeto, responsabilidad, coherencia, lealtad, perseverancia, solidaridad, honestidad y compromiso son algunos de los valores que los seres humanos aprendemos y practicamos en la vida cotidiana; éstos influyen en nuestra toma de decisiones y, a la vez, permiten concretar nuestros actos. Muchas veces no los tomamos en cuenta, sin embargo el ser perseverante con nuestros propios valores mejorará nuestra calidad de vida y por lo tanto, nuestra salud.

Para preservar la salud física y mental, explicó el doctor Roberto Karam Araujo, es indispensable practicar múltiples valores, uno de ellos es el respeto a las leyes y a los reglamentos ya que sirven para cuidarnos, darnos consejos y evitar poner en riesgo nuestro bienestar; la prohibición del uso de sustancias adictivas para los menores de edad, por ejemplo, busca evitar el daño comprobado que ocasionan las drogas en el organismo.

Otros valores fundamentales son la perseverancia y la responsabilidad: si una persona consume drogas para tener sensaciones placenteras a corto plazo, probablemente no tomará en cuenta las repercusiones a futuro. “Si fortalecemos la perseverancia y la responsabilidad, y no nos dejamos llevar por el momento, seguramente tendremos una mejor salud a largo plazo”.

La solidaridad, la gratitud y el compromiso son valores primordiales que se practican al vivir en una comunidad, dice el especialista, pues permiten la convivencia y la ayuda mutua al participar en diferentes iniciativas como visitar a los enfermos en un hospital, realizar colectas para quienes se encuentran en condiciones vulnerables o unirse a grupos de ayuda.

Desde un punto de vista socioeducativo, explica el experto, los valores son referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la propia realización; nos ayudan a alcanzar el objetivo fundamental al que todo ser humano aspira: la felicidad. Por lo tanto, cada uno de nosotros se debe convertir en un multiplicador de valores; la responsabilidad recae, principalmente, en los padres de familia, de quienes los hijos aprenderán, para después replicar enseñanzas y comportamientos.

En segundo lugar se encuentran los colegios donde deben impartirse clases de civismo, por ejemplo; no se debe olvidar, en tercer término, la parte correspondiente a la fe y a la espiritualidad, ya que cualquier religión es una fuente de valores. Por último, se encuentran las instituciones que de una u otra forma establecen leyes para que la población coexista en armonía y no ponga en riesgo su salud y la de los demás.

Finalmente, el doctor Karam Araujo enfatizó que mientras más informada esté la población y cuente con un mayor número de herramientas, mejores decisiones tendrá para conservar su bienestar. “Hay que ofrecer estrategias de habilidades para la vida, en especial a los adolescentes y los jóvenes que se encuentran en una etapa de experimentación, destrezas que los ayuden a reforzar su pensamiento crítico y creativo; buscamos desarrollar en ellos la capacidad de decirle no a las situaciones negativas (resiliencia), lo que a la larga repercutirá en su sano desarrollo”.

Colaboración de Fundación Teletón México

“Los sueños se cristalizan con esfuerzo”

Bojorge@teleton.org.mx

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