Michael Peña lucha contra los nazis… con Brad Pitt

En 'Fury', Peña se une a Pitt en una batalla sangrienta contra los nazis. El actor y el director David Ayer nos cuentan cómo recrearon la Segunda Guerra Mundial

Pitt está al mando de un tanque llamado Fury, y lo acompañan otros cuatro soldados.

Pitt está al mando de un tanque llamado Fury, y lo acompañan otros cuatro soldados. Crédito: Getty Images

Uno es un actor latino (sus padres son mexicanos) que, durante los últimos 20 años, se ha labrado una reputada carrera, interviniendo en filmes como “Gone in Sixty Seconds”, “Crash”, “Million Dollar Baby”, “Babel”, “World Trade Center”, “Battle Los Angeles”, “Gangster Squad” y, más recientemente, “César Chávez”.

El otro es el alabado guionista del primer “The Fast and the Furious” y “Training Day”, además de realizador de “Street Kings”, con Keanu Reeves, y “Sabotage”, con Arnold Schwarzenegger.

Michael Peña y David Ayer, ambos de Illinois, vuelven a trabajar juntos en “Fury”, tras su experiencia conjunta como intérprete y director, respectivamente, de “End of Watch”.

Con los dos hablamos de la cinta que se estrenó este miércoles, donde Brad Pitt está al mando de un tanque llamado Fury donde otros cuatro soldados se enfrentan a los desafíos de la Segunda Guerra Mundial en general… y los nazis en particular.

David, la película combina la seriedad de un evento como la Segunda Guerra Mundial con, en ocasiones, una muy entretenida cinta de hazañas bélicas… Una combinación que, a veces, puede ser peligrosa.

No hay oscuridad sin luz. Incluso en las peores situaciones, la gente sigue siendo gente, capaces de unirse, encontrar formas de sobrevivir y también humor en los momentos más lúgubres. Eso es lo que la gente hace en el ejército.

¿Hablaste con veteranos de esa guerra en específico?

Sí, con hombres que lucharon en tanques y me contaron historias de lo que hicieron que no las han desvelado ni siquiera a sus familias. También hablé con soldados que han luchado en guerras recientes para entender la psicología de cómo piensan, cómo reaccionan…

Al hablar con estos soldados del ayer y hoy, ¿crees que lo único que ha cambiado es la tecnología, o existen más diferencias?

La generación que luchó la Segunda Guerra Mundial es la misma que superó la Gran Depresión. Son gente fuerte. Hoy en día el ejército está formado de voluntarios. Han tenido que cambiar el entrenamiento porque, cuando se unen al ejército, llegan muy débiles [de espíritu]. Pero al final del día, ya entrenados, una vez luchando, un soldado es un soldado, sin importar la era. Cuando miro fotos de soldados hoy en Irak, Vietnam o Alemania, es la misma cara una y otra vez: son gente en tiempos diversos.

Michael, tú das vida al ‘latino’ de ‘Fury’. No hay muchos personajes latinos en el cine bélico de la Segunda Guerra Mundial…

Tuve un par de motivaciones para hacer esta película. La primera es que hubo medio millón de soldados latinos que nunca han sido reconocidos por su labor. Y después, hay algo en cómo hablaban, se vestían, en lo que me sumergí. Cuando regresaron [a EEUU] no fueron apreciados como se merecieron.

¿Qué es lo que aprendiste como actor de esa era que te dejó con la boca abierta?

Es la guerra. Lo que muchos pensaban era que no estaban matando a una persona, que simplemente estaban haciendo su trabajo. Y eso es terrorífico. Porque es algo, creo, que va contra natura como ser humano, dejando de lado que uno regresa a casa con esos recuerdos… No puedo imaginar cómo vivieron después, las pesadillas… Creo que, en un momento determinado, tu mente se convierte en tu peor enemigo. Por eso nunca quieren hablar de la guerra cuando regresan de ella.

Brad Pitt no es solo el actor principal, también es el productor. David, ¿cómo fue trabajar con él en esa doble función?

Lo que Brad quiso fue sumergirse en el personaje y la experiencia. Fue muy humilde y generoso como actor, que trabaja muy duro.

Como director esta es la película más cara y espectacular que has hecho. ¿En qué momento te diste cuenta de que estabas ante un nuevo desafío como cineasta?

Pasó en diferentes momentos. Construimos un gran decorado, que destruimos, con centenares de extras corriendo de un lado para el otro. Pero cuando uno dirige no tiene tiempo de pensar, sólo de tomar decisiones rápidas. No hay ni un momento en que te cuestiones nada: eres como un tiburón nadando en el tiempo para terminar tu trabajo a tiempo.

Michael: Yo sí recuerdo un día, creo que el segundo de rodaje, cuando nos topamos y me dijiste: “¿puedes creerte que estemos aquí?”. “End of Watch” fue una película pequeña, hecha por cinco millones de dólares. Me reí cuando me dije eso, porque sentí lástima por David [risas].

@JosepOpinion

josep.parera@laopinion.com

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