Inmigrantes detenidos son forzados a trabajar por sólo $1 al día
Demandan a empresa privada que opera centros de detención de ICE

Cerca de dos tercios de los centros de detención migratorios son privados. Crédito: Alonso Yáñez / La Opinión
Los migrantes detenidos en el Centro de Procesamiento de Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) en Aurora, Colorado, cocinan y sirven comidas, trapean pisos, limpian baños, cortan pelo, asean celdas y cuidan los espacios públicos de la cárcel privada que les paga $1 al día por su labor y, en algunos casos, nada.
Ese ha sido el modus operandi de los centros de detención privados para inmigrantes y las autoridades alegan que no se trata de empleo formal, sino de un programa voluntario por el que los detenidos reciben un pequeño “estipendio”.
Pero ahora, una demanda colectiva contra la empresa privada GEO Group por parte de detenidos en el centro de Colorado ―manejado bajo contrato para ICE por esa empresa―, alega que la práctica es ilegal tanto bajo las leyes estatales y federales de salario mínimo.
“Las cortes han reconocido excepciones a estas leyes para programas de trabajo en cárceles estatales y federales”, dijo Hans Meyer, del bufete Meyer de Denver, Colorado. “Pero esta es una corporación privada y su negocio es el de las cárceles. Ellos tienen un margen de ganancia porque no pagan salarios justos por el trabajo”.
La demanda, firmada por nueve detenidos, alega que la empresa crea con dicha política una práctica de “trabajos forzados” para su propio enriquecimiento, lo cual es ilícito.
El año pasado GEO obtuvo ganancias del orden de $1,500 millones.
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Nueve inmigrantes que estuvieron detenidos en Aurora son los demandantes en nombre del colectivo que los abogados esperan sea aceptado por el tribunal. Ellos alegan que la mayor parte del trabajo no era realmente voluntario y que se les conminaba a trabajar en diversas tareas so pena de ser castigados con el “hoyo” (celda de aislamiento) u obligándoles a vestir un uniforme rojo de “alta peligrosidad”.
“Los detenidos éramos los que hacían andar el lugar. Yo me levantaba a las 5 de la mañana para servir las comidas a otros detenidos, distribuir las escobas, los químicos y trapeadores para la limpieza”, dijo Alex Menocal, quien este año pasó varios meses en el centro y finalmente logró ganar su caso y quedar en libertad.
“Otros detenidos limpiaban duchas mohosas, cortaban pelo, servían comida, limpiaban las celdas y lavaban la ropa. Algunos trabajan hasta ocho horas al día”, agregó Menocal.
La demanda exige el cese de dicha práctica y la recuperación de los salarios perdidos por detenidos durante los últimos dos años. Teóricamente, un triunfo de esta demanda podría significar la modificación de esta práctica en otros centros privados del país. Cerca de dos tercios de los centros de detención migratorios son privados.