Repartir pizzas fue el primer paso

Cuando era adolescente Mauricio Arroyave trabajó en una pizzería de Domino's. Hoy tiene una cadena de franquicias en Chicago.

Mauricio Arroyave, empezó como repartidor y contestando el teléfono de una tienda de Domino's

Mauricio Arroyave, empezó como repartidor y contestando el teléfono de una tienda de Domino's Crédito: <copyrite>Cortesía</copyrite><person> .< / person>

Mauricio Arroyave empezó a trabajar hace más de 20 años repartiendo volantes, contestando el teléfono y haciendo pizzas para Domino’s. Tenía 14 años. Aunque tenía buena mano para el negocio y en apenas dos años ya gestionaba los turnos de trabajo, este colombiano de 39 años y residente de un área cercana a Chicago, tenía la mira puesta en un lugar bien distinto: el FBI.

“Me gradué en justicia criminal con honores en tres años y medio”, dice. Aquello le llevó a una carrera policial que decidió dejar apenas un año después para ser empresario. La oportunidad que le llamó la atención llegó desde Domino’s. Otra vez.

Arroyave volvió a esta cadena de pizzerías a trabajar como gerente de tienda para su cuñado. Y ese fue el primer paso de uno de los muchos franquiciados de esta empresa que empezaron como repartidores para convertirse en dueños de locales. El 90% de los dueños de franquicias de Domino’s empezó así. “Con mi cuñado llegué a gestionar ocho tiendas y a los 24 años abrí la que sería la mía”, recuerda.

La historia de Arroyave es peculiar porque como dice Chris Brandon, portavoz de Domino’s, de los cientos de franquiciados solo una docena son latinos. “Es un porcentaje bajo”, admite “pero lleva tiempo hacerse con una franquicia y la empresa creció más en el área del Midwest en el inicio, donde había menos latinos”. “En el futuro habrá más”, preve.

Aquella primera tienda de Arroyave fue el principio de una carrera empresarial que no ha dejado de avanzar.

Durante unos años trabajó para la corporación como manager de franquicias en Chicago para ayudar a los dueños a abrir sus locales. Años más tarde decidió volver a empezar su propia cadena y lo hizo comprando algunas de las de su cuñado.

Ahora, junto con otros dos socios no latinos, uno en California y otro en Carolina del Sur, es dueño de una cadena que aspira a tener 100 locales en todo el país. Él, en particular, aporta 23 tiendas en el área de Chicago y en dos años más quiere llegar a las 40.

Para este hombre nacido en Medellín su éxito tiene dos ingredientes: “trabajar duro” y, como no cesa de mencionar, el hecho de que Domino’s “le ofreciera la oportunidad de crecer.” “La corporación te entrena y te ayuda a gestionar tiendas. Se puede avanzar mucho como empleado porque se da la oportunidad”, explica. Ahora varios de sus ex empleados son gerentes y supervisores.

Es algo en lo que coincide con otro de los dueños latinos de franquicias. El mexicano José Cuesta, dueño de cuatro en Los Ángeles, también empezó como repartidor. Cuesta, que también trabajó fuera de Domino’s durante un tiempo volvió a la empresa como asistente de gerente. En 2007 Domino’s dio la oportunidad de hacerse con una franquicia a los gerentes de de California. Él tenía el 20% del dinero que costaba hacerse con una y aunque 2008 fue un año difícil por la crisis, consiguió salir adelante y crecer. “Domino’s nos dio apoyo, entrenamiento, nos han dado facilidades para las licencias y han estado cerca de nosotros para animarnos”.

Arroyave coincide. “La empresa da la oportunidad y nosotros, trabajando duro hacemos que esta se agarre y crezca”

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