El derecho a morir: La conversación que inició Brittany Maynard

La muerte de la joven de 29 años reaviva la controversia entre defensores y opositores de la 'muerte con dignidad'

Luego de una dura batalla con la enfermedad, Brittany Maynard falleció el sábado pasado en Oregón, rodeada de sus seres queridos. La joven de 29 años que sufría de cáncer cerebral, decidió terminar su vida tomando medicamentos.

“Luego de pensarlo e informarse exhaustivamente, Brittany tomó la decisión de morir con dignidad, para terminar con una terrible, dolorosa e incurable enfermedad”, reza el obituario de su página web.

A principios de este año, Brittany fue diagnosticada con cáncer cerebral, una enfermedad incurable que sólo le permitiría meses de vida, indicó Patricia Portillo, Directora de Comunicación de Compassion and Choices, la organización que busca promover legislación para permitir la muerte con dignidad. Al recibir el terrible diagnóstico, la joven decidió que, en la medida de lo posible, viviría sus últimos momentos plenamente, viajando y manteniéndose activa, acompañada de su esposo, Daniel Díaz, a quién conoció cinco años atrás y con quién contrajo nupcias en septiembre del año pasado.

Pero en abril de este año, cuando los médicos le dieron seis meses de vida y los ataques y el dolor comenzaron a hacerse más frecuentes, Maynard tomó la decisión de mudarse con su familia a Oregon, uno de los cinco estados donde es legal que un paciente con una enfermedad incurable pueda terminar su vida.

Los otros estados que permiten esta práctica en EEUU son Washington, Vermont, New México y Montana.

“Habla tu propia verdad, incluso cuando te tiemble la voz”, solía decir la joven graduada de UC Berkeley y UC Irvine.

Portillo contó que Brittany había dedicado sus últimos días a abogar por la causa. En colaboración con la organización Compassion & Choices, la joven creó la Fundación Brittany Maynard, para recaudar dinero y promover una legislación que permita dicha práctica en otros estados.

Portillo indicó que el término “suicidio asistido” es incorrecto, porque en estos casos, el paciente no busca morir, sino que no tiene otra opción.

En su sitio de internet, la joven compartió los pensamientos y emociones de sus últimos días de vida en un video conmovedor.

“Si para el 2 de noviembre he fallecido, espero que mi familia se sienta orgullosa de mí y de las decisiones que he tomado”, dice la joven en el video.

Las leyes de la muerte con dignidad son voluntarias y ningún médico está obligado a facilitarlo. La legislación permite que aquellas personas mentalmente competentes que padecen una enfermedad terminal puedan pedirle al médico una receta con los medicamentos necesarios para terminar su vida, cuando así lo deseen, explicó Portillo.

Muchos pacientes nunca llegan a tomar los medicamentos recetados, pero que el sólo hecho de saber que tienen la posibilidad de hacerlo, les provee la tranquilidad de saber que podrán enfrentar con dignidad el dolor, la incertidumbre y el miedo.

La legislación no obliga a ningún paciente a tomar ese camino, si no lo desea, explicó la vocera de Compassion & Choices.

Según Portillo, encuestas recientes encontraron que 70% de la población apoya la muerte asistida en estos casos. La Organización Mundial de la Salud, indica que cada 40 segundos, muere una persona por suicidio asistido en el mundo.

Pero existen personas e instituciones que se oponen a esta opción.

Entre ellos se encuentra el doctor Ira Byock, quien ha expresado varias veces en los medios, su desacuerdo con la práctica.

“Lo que les estamos diciendo a [los pacientes] es, ‘No vamos a tratar tu dolor. No vamos a entrenar a los doctores para aconsejarte. Básicamente vamos a ignorarte. Pero no te preocupes, porque cuando llegue el momento en que te sientas desesperanzado, te prescribiremos una receta letal. ¿En qué mundo esto es un desarrollo progresivo y positivo?”, opinó el galeno en una reciente entrevista con Anderson Cooper para CBS News.

La Iglesia católica también se opone a la práctica. La Oficina de Vida, Justicia y Paz de la institución religiosa, en colaboración con el Departamento de Escuelas Católicas, organiza cada año la Semana de Respeto a la vida, en la que los estudiantes de las escuelas religiosas aprenden las razones de la iglesia para oponerse.

La institución asegura que la dignidad de una persona nunca desaparece. “La verdadera manera de fallecer con dignidad es permitir que la persona muera cuando Dios lo decida, rodeada de seres queridos, y sintiéndose apoyada y amada”, indica el documento educativo de la Arquidiócesis de Los Ángeles.

Quienes están a favor de la “muerte con dignidad”, recalcan el hecho de que aquellos que no quieren terminar con su vida, no deben hacerlo si no lo desean; pero que quienes prefieren esta opción, deberían tener la opción y libertad para hacerlo.

“No comencé esta campaña porque quería llamar la atención… Lo hice porque quiero ver un mundo donde todos tienen acceso a morir con dignidad, como pude hacerlo yo. Mi jornada fue más fácil gracias a esta opción”, explicó Brittany en su sitio.

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