Se decide el rumbo legislativo estatal

Una docena de escaños en el Senado determinan quién tendrá el control de esa cámara

@marlenerperalta

Los neoyorquinos salieron a las urnas ayer para elegir quién será el próximo gobernador, contralor, fiscal general, al igual que titulares para puestos en el Senado y la Asamblea estatal.

Las contiendas más anticipadas fueron entre el actual gobernador demócrata Andrew Cuomo y su contrincante republicano Rob Astorino y una docena de escaños en el Senado que determinarían si los republicanos retienen el control de esa cámara estatal.

Una segunda victoria de Cuomo lo convertirá en el primer demócrata en ganar su reelección desde la administración de su padre, Mario Cuomo en 1990.

Cuomo llegó a su centro electoral de Mount Kisco en Westchester acompañado de su novia Sandra Lee alrededor de las 10 a.m. donde expresó entusiasmo por su campaña. “Disfruté toda la campaña y me siento fundamentalmente bien de cómo se llevó”, dijo el gobernador a los reporteros, rodeado de seguidores.

Astorino, por su parte, emitió su voto con bastante optimismo a las 9 a.m. en una escuela de Hawthorne, Westchester, acompañado de su esposa Sheila y sus tres hijos. El republicano dijo a los reporteros que no le importaba qué digan las encuestas y señaló que el gobernador George Pataki tenía una desventaja de 17% y aún así ganó las elecciones de 1994.

Se esperaba que el demócrata ganara las elecciones, pero su victoria llegaría en medio de un panorama muy distinto a su primera elección en 2010, donde gozaba de amplio respaldo.

Cuomo asumirá su segundo término arrastrando consigo un empañado primer mandato por la abrupta desmantelación de la comisión anticorrupción Moreland, y por ocasionar descontento entre demócratas liberales por su postura centrista ante temas de la agenda progresista, como lo es el alza del salario mínimo. De hecho, ese descontento se notó durante las elecciones primarias donde la candidata novata de corte progresista, Sephyr Teachout, logró la significativa cantidad de 34% de votos.

Cuomo tuvo siempre la ventaja en las encuestas, pero fue también fuertemente criticado, tanto por adversarios como por organizaciones de monitoreo gubernamental, por llevar una campaña de poca visibilidad pública. De hecho, el único debate donde participó se llevó a cabo sólo dos semanas antes de las elecciones.

Por otro lado, Astorino llevaba las de perder desde un principio, tanto en lo monetario como en las encuestas. El último sondeo de la cadena NBC y la Universidad Marist le daba al candidato republicano un 30% de la intención del voto frente a un 56% para Cuomo y un 7% de indecisos.

El ejecutivo del condado de Westchester era poco conocido entre los votantes y además de eso, las escandalosas declaraciones esta semana del asambleísta y colaborador de su campaña, Steve McLaughlin, quien catalogó a los votantes de la ciudad de Nueva York como “perezosos”, lo puso en una situación aún más incómoda frente a los votantes indecisos. Además, se esperaba que los demócratas aseguraran nuevamente el cargo de Fiscal General y Contralor estatal con la reelección de Eric Scheneiderman y Thomas DiNapoli

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