Evita que tu bebé nazca con labio y paladar hendido

Un embarazo saludable reduce las posibilidades de que el pequeño nazca con estas malformaciones

Labio y paladar hendido son afecciones muy comunes a nivel mundial, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) ocurren en uno de cada 500 a 700 nacimientos. Por fortuna, ambas malformaciones congénitas pueden prevenirse y tratarse oportunamente. Te decimos cómo.

Se producen por una combinación de factores hereditarios y ambientales (contacto con químicos, pesticidas o medicamentos, por ejemplo), desnutrición, ingesta de drogas y alcohol, y la falta de consumo de ácido fólico antes del embarazo.

Estas malformaciones ocurren por el desarrollo incompleto de los tejidos del bebé, lo que ocasiona una abertura o falta de unión entre el labio y la base de la nariz que puede llegar a abarcar hasta el paladar. El labio hendido, conocido también como leporino, puede acompañarse por una abertura en los huesos de la mandíbula y/o encía superior.

Hoy en día es posible detectarlas antes del nacimiento. El ultrasonido de alta definición (a partir de la semana 20) permite identificar las estructuras craneofaciales y ello ofrece la posibilidad de planear el tratamiento oportuno para el bebé.

Por lo general, los bebés con paladar hendido tienen dificultades para alimentarse, pues no son capaces de succionar la leche materna adecuadamente. También es frecuente que los niños no escuchen bien o hablen con claridad, presenten infecciones de oído, retraso en el lenguaje y problemas dentales.

La buena noticia es que el tratamiento no sólo es multidisciplinario sino que brinda excelentes resultados. “Desde el momento en que el niño nace con una malformación de este tipo, el equipo médico hace todo el esfuerzo por asistir a la familia”, ello incluye la adaptación del niño al mundo y el punto de vista psicológico, explica la doctora Silvia Espinoza Maceda. Así que desde el principio se informa a los padres cuál es el tratamiento recomendado, las opciones, riesgos y beneficios.

Éste es un ejemplo del tratamiento tradicional para corregir estos padecimientos:

Al nacer: El pediatra indica a la mamá cómo alimentar al bebé correctamente. Si el bebé también tiene paladar hendido el odontopediatra le colocará una placa que le permita comer bien o indicará el uso de biberones especiales.

A las 10 semanas o 5 kg de peso: El bebé es sometido a la primera cirugía para cerrar el labio, la parte anterior del paladar (según sea el caso) y corregir la nariz.

A los 10 meses: Se realiza la cirugía para cerrar el paladar.

Alrededor de los 6 años: Se reconstruye la encía y se coloca hueso, así los dientes del niño podrán salir correctamente a través de él.

Durante el proceso: El niño es evaluado por el otorrinolaringólogo (especialista en garganta, nariz y oído) quien controlará probables infecciones y pérdida auditiva. Durante el tratamiento también se requiere de ortodoncia, terapia de lenguaje para mejorar las capacidades de comunicación del niño, atención psicológica y, en ocasiones, cirugías posteriores de nariz.

Si en tu familia hay antecedentes, no dudes en hacerte un estudio genético y verificar si existe alguna alteración en tus genes, recomienda la doctora Espinoza Maceda, además de consumir 400 microgramos de ácido fólico diariamente al menos tres meses antes de la concepción. El labio y el paladar se forman entre la cuarta y octava semanas de gestación, así que hay que evitar el cigarro, el alcohol y las drogas, y asegurarte de no tomar medicamentos sin prescripción médica.

Colaboración de Fundación Teletón México

“La resiliencia te ayuda a crecer en la adversidad”

Bojorge@teleton.org.mx

En esta nota

Embarazo saludinfantil
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain