Los latinos en la Alcaldía de Nueva York

Hispanos de diversas nacionalidades ocupan cargos cruciales dentro del edificio municipal

@MarleneRPeralta

Cuando se habla de latinos en la alcaldía se suele mencionar a los altos rangos como la Presidenta del Concejo Melissa Mark-Viverito, pero si de verdad quiere hablar con alguien que conoce cada rincón de la Alcaldía y a todos los funcionarios que trabajan en ella, pregunte por Ramón Paredes.

El conserje dominicano ha trabajado dentro del edificio municipal ubicado en el bajo Manhattan por 20 años, desde la administración de Rudolph Giuliani, y sus compañeros lo señalan como uno de los empleados más antiguos del ayuntamiento.

Paredes (57), quien reside en el Alto Manhattan, sabe las mañas y personalidades de los últimos tres alcaldes y de concejales, pero prefiere ser discreto. “En boca cerrada no entran moscas”, contestó cuando El Diario intentó saber algunos de los secretos dentro del ayuntamiento mientras limpiaba el vestíbulo. “Solo puedo decir que de aquí sale el periodismo y todo lo que se mueve en la ciudad”.

Paredes es uno entre muchos latinos que trabajan en el Ayuntamiento y cuyos cargos son cruciales para el funcionamiento diario del edificio municipal más importante y antiguo de la ciudad, que alberga las oficinas del Alcalde y la cámara del Concejo Municipal.

En la cabina de entrada se sienta el puertorriqueño Ángel Rivera, parte del equipo de vigilancia. “Yo me encargo de la seguridad adentro y de los alrededores de City Hall”, comentó el oficial de 42 años, con 22 años de experiencia.

El agente Rivera, experto en entrenamiento de armas, está encargado de revisar la identificación de todo el que entra a la Alcaldía, ya sea a pie o en carro. “Aunque algunas veces me digo que tengo que ponerme una camiseta que diga guía turístico y no policía”, explica el agente en medio de carcajadas, luego de indicarle a un extranjero la ubicación del edificio municipal donde se efectúan los casamientos.

Una vez se entra al lobby del histórico edificio gubernamental, en el primer pasillo a la derecha se ve la recepción del Concejo Municipal donde trabaja Ivette Molina. La puertorriqueña forma parte del equipo de seguridad encargado de mantener el orden en el Pleno, donde se llevan a cabo las batallas políticas más candentes.

Los trabajos de los latinos en el edificio tienen sus altas y bajas. En sus ocho años en el Concejo, Molina (53) cuenta que la situación mas difícil que le ha tocado presenciar fue “cuando muchos activistas que participaban en una audiencia pública sobre vivienda se amarraron de las sillas y tuvimos que llamar al NYPD para que interviniera”, relata la residente de Brooklyn.

Paredes por su parte observa que al pasar los años el español se escucha con más frecuencia en los pasillos, así como también la presencia de latinos de varias nacionalidades.

“La representación de todos los países aquí es necesaria”, dice. “Y te doy un ejemplo simple. Aquí hubo un evento dominicano una vez y a última hora el concejal que lo organizó se dio cuenta que no tenía bandera dominicana, y adivina quien la consiguió”, comentó sonriendo y sin querer mencionar el nombre del funcionario.


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