Dreamer de Los Ángeles logra su sueño en México

Pedro Noé Hernández se graduó de odontología en México

Pedro Noé Hernández y su paciente de prostodoncia, Gabino Ortíz.

Pedro Noé Hernández y su paciente de prostodoncia, Gabino Ortíz. Crédito: <copyrite>Fotos: Gardenia Mendoza</copyrite><person>< / person>

@GardeniaMendoza

MÉXICO.’ Gabino Ortiz, de 62 años, tocó la puerta cuando ya no le quedaba ni un diente y sólo podía comer papillas. “Me saqué todos porque no aguantaba el dolor”, le dijo a su vecino sin saber que a quien tenía enfrente era una de las promesas de la odontología en la pública Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pedro Noé Hernández logró un lugar en la institución educativa con más alta demanda en este país a pesar de ser extranjero y preparar su examen de admisión únicamente con una guía que compró a los pocos días de llegar a la capital mexicana en 2010, cuando abandonó Los Ángeles harto de esperar un Dream Act que no llegaba.

De padre salvadoreño y madre mexicana llegó por primera vez a EEUU a los 6 años después del peregrinar de sus progenitores entre la guerra civil y la inseguridad económica en México. Se graduó con honores en la secundaria Chatsworth del Valel de San Fernando y tomó el programa de inducción Dental Explorers Program de la Universidad Estatal de California, Northridge.

“Ahí supe que quería ser dentista y que mis posibilidades de entrar a la universidad eran nulas por no tener documentos”, cuenta mientras atiende a “Don Gabino” quien se convirtió en su segundo paciente a quien le elaborará una dentadura.

Tumbado en el consultorio de la UNAM, Gabino coopera agradecido: “No hubiera podido pagar con un dentista particular”, reconoce. “Soy plomero, electricista, alabañil y mil usos porque el dinero no alcanza”.

La mayoría de los pacientes de los estudiantes de odontología de la universidad pública son personas pobres con problemas bucales a quienes cobran un precio simbólico.

“También ha sido muy gratificante para mi venir a México a hacer esto”, dice Pedro Noé mientras coloca la amalgama que será la base de la nueva vida de Gabino en la que podrá volver a comer los tacos dorados y las tostadas que tanto le gustan.

Pedro Noé no descarta regresar a Estados Unidos.De hecho, está en espera de que el país le dé la residencia a través de sus padres que a la vez lograron legalizarse cuando su hermano menor, que es ciudadano, cumplió la mayoría de edad.

“La solicité el año pasado y espero que me la den pronto”, calcula.

En Estados Unidos le gustaría especializarse en cirugía maxilofacial (enfocada en extracción de dientes para proyectos estéticos), aunque tenga que tomar dos años más para revalidar estudios en el International Dentist Program.

“Veo muchísimas más cosas positivas que negativas al haber venido acá”, reconoce.

Lo más difícil ha sido separarse de una familia unida que ha tenido que trabajar mucho para sostenerlo en México a pesar de que él tiene dos becas –una de la UNAM y otra de Colgate- por su alto promedio.

“Ellos vienen a visitarme, pero siempre los extraño”, cuenta.

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