Taxes caros para quien gana poco

Los impuestos locales y estatales se revelan como regresivos en todo el país por su dependencia de los gravámenes al consumo

En todos los estados del país la fiscalidad local y estatal supone una carga fiscal mayor para los que menos ingresan. El porcentaje de ingresos de las familias más modestas y de clase media destinado a estos tributos es mayor que el de las que más ingresan. El sistema fiscal colabora así en ampliar las ya acusadas disparidades económicas.

Es lo que ha constatado el Institute on Taxation and Economic Policy tras un análisis de los impuestos a pagar en 2015. Según sus cálculos, la distancia entre la carga fiscal que soportan las familias con menores ingresos y el 1% que más gana es extrema.

En concreto, los que menos tienen pagan una tasa efectiva media del 10.9% mientras que los más acomodados económicamente hacen frente a una tasa del 5.4%.

El factor principal tras la disparidad es, según este centro de estudios, “la ausencia de un impuesto personal graduado y la fuerte dependencia de los impuestos al consumo”.

Estos últimos son regresivos porque no son un porcentaje de los ingresos sino que son iguales para todos independientemente de la capacidad de compra que tenga cada uno. Este instituto estima, además, que las familias más humildes y las de clase media dedican un mayor porcentaje de sus ingresos al consumo (por ejemplo en comida, compra de ropa y calzado, material escolar…), y el coste fiscal para sus ingresos es hasta ocho veces mayor que para quienes tienen los salarios más altos.

Hay estados donde las diferencias no son tan graves como las de la media nacional pero hay otros, “los 10 terribles”, según este centro de estudios, donde la disparidad es mucho más elevada.

La lista de los 10 terribles la encabeza el estado de Washington, seguido de Florida, Texas, Dakota del Sur, Illinois, Pensilvania, Tennessee, Arizona, Kansas e Indiana. California y Nueva York se cuentan, por el contrario, entre los que tienen diferencias menos acusadas.

Curiosamente estados como Texas y Florida suelen promocionarse como estados de bajos impuestos por la ausencia de un tributo sobre la renta. En seis de los 10 estados más regresivos, casi dos tercios de los ingresos del estado se derivan de los impuestos a las ventas y los especiales (como los tributos a la compra del tabaco y el alcohol) frente al tercio que recauda el resto. Cinco de estos estados no tienen un impuesto personal de la renta como existe a nivel federal.

En el resto de los estados en los que se pagan impuestos locales en función de los ingresos la regresividad llega de mano de los tipos impositivos, las deducciones y las exenciones.

Para este instituto de estudios fiscales la estructura regresiva de los impuestos es una preocupación no solo porque contribuye a ampliar la brecha de la desigualdad y “con el tiempo los estados tendrán problemas para recaudar más” Cuantos más ingresos vayan a los más ricos y que menos tributan, menos crecerán los ingresos del estado

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