#MundoSocial: ¿de qué es mejor no bromear en España?
¿Qué es peor que no entender un chiste? Explicarlo. Esto es lo que un comediante tuvo que hacer ante un juez especializado en delitos de crimen organizado, como el terrorismo.
Tener que explicar un chiste no es una buena señal, y si hay que hacerlo ante un juez, entonces podemos estar hablando de una ironía.
Esto es lo que recientemente le sucedió al comediante español Facu Díaz. Tras realizar un video en el que parodiaba al gobernante Partido Popular como una banda criminal que anuncia el cese de actividades -muy parecido al grupo separatista ETA-, fue llamado a declarar a la Audiencia Nacional de España, especializada en delitos de crimen organizado, como terrorismo o narcotráfico.
La querella fue presentada por una de las muchas agrupaciones de víctimas del terrorismo que existe en España, por considerar la escena una ofensa a las víctimas de ETA. Una afrenta penada en el país europeo.
No es la primera vez que se bromea sobre la organización separatista, pero sí la primera que un humorista tiene que explicarlo ante un juez. La medida tuvo eco en las redes con el hashtag #YoConFacu que registró más de 50,000 tuits y cientos de comentarios en el video de YouTube, que multiplicó las visitas hasta llegar a casi medio millón.
Pero, ¿es este un caso de transgresión del humor? De ser así, ¿cuáles son los límites de la sátira en España?
“No creo que la comedia en sí tenga límites”, le responde Facu Díaz a BBC Mundo. “Considero que los límites los pone uno mismo”.
Lo primero que llama la atención de este humorista de 21 años es su aspecto: alto, de cara redonda, cabellos rizados y risa franca. Tiene una actitud de izquierda ante la vida y los temas que toca junto al resto del equipo del programa satírico La Tuerka News son de corte político.
“Usamos comedia, pero también ironía. Es la forma que tenemos de hablar con gente que quizás no esté tan interesada en política”, agrega.
La actual coyuntura española parece ser el perfecto caldo de cultivo para un nuevo auge de humoristas y publicaciones satíricas que se nutre de la crisis financiera y los escándalos de corrupción.
En los últimos años, publicaciones como la revista Mongolia, Orgullo y Satisfacción, el Churro Ilustrado y el sitio El Mundo Today, se han hecho nombre entre otros medios satíricos de tradición como El Jueves.
Su misión es empujar cada vez más los límites de lo que se puede o no bromear en España.
“La gente está cansada, no quiere aceptar la situación actual y en una primera ola (ese desgaste) lo expresan con la sátira”, le explica a BBC Mundo Gonzalo Boye, de la revista Mongolia. “En términos culturales, la sátira en España es muy pobre, pero cada vez más personas se involucran, porque piensan que es la mejor forma de criticar el sistema dentro del sistema”.
La misión de Boye es asegurarse de que los colaboradores de la revista no se pasen de la raya. “Nuestro límite es el Código Penal”, dice este abogado que se formó en derecho mientras cumplía condena por facilitar un secuestro de ETA, hecho del cual se declara inocente.
Hoy en día, Boye cuenta desde su despacho -que también hace las funciones de sala de reuniones de Mongolia- que la primera vez que le ofrecieron participar en la revista, pensó que estaban locos. Tras comentarlo con su pareja, reconsideró la propuesta y reflexionó en cómo se podía hacer humor sin traspasar las barreras de la legalidad.
“En mi opinión, la frontera está en la corte criminal, lo demás son sólo opiniones”, agrega.
“Yo creo que el humor, la broma, es una especie de ficción”, explica por su parte Darío Adanti, ilustrador de Mongolia. Este argentino asentado en Madrid continúa explicando que si el humor es ficción, entonces no debe tener límites.
“Me gusta creer que en la vida real tenemos muchos límites, así que la ficción y el humor están para no tenerlos, porque se trata de la imaginación”, agrega con su amplia sonrisa.
No obstante, el humor también es provocación y al provocar, se corre el riesgo de ofender.
“Políticamente, lo que hizo Facu no me gusta”, aclara José Ramón García Hernández, diputado y secretario ejecutivo de relaciones internacionales del PP. “Lo que dijo fue desagradable porque en este país tenemos terrorismo y víctimas de terrorismo; y la dignidad de esas víctimas es algo muy importante para nosotros, al igual que la libertad de expresión”.
García Hernández explica que si bien los humoristas pueden expresar lo que deseen, también hay un juez que se encarga de interpretar la ley y determinar si se ha traspasado “los límites de la libertad de expresión”.
Entonces, ¿puede un juez determinar los límites del humor y por consiguiente decidir sobre lo que se puede o no bromear en España?
Según Adanti, actualmente el humor español está manteniendo un pulso con el gobierno. “Mientras que la gente está empujando cada vez más los límites de la libertad de expresión, el gobierno está creando leyes para contenerlos”.
“Las instituciones están creando restricciones y nuestra misión es luchar contra ellas, pero siempre con el humor, sin límites. Los humoristas son los que deben poner esos límites”, agrega.
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Daniel Portero, presidente de la asociación Dignidad y Justicia, que introdujo la demanda, intentó fijar esos límites al comediante Díaz.
El día que el humorista compareció ante el juez de la Aundiencia, Portero manifestó su satisfacción. “Es bueno que haya tenido que venir hoy. Él se salió de los límites”, le dijo a BBC Trending.
Pero si es a un juez a quien le corresponde trazar esa línea, Facu Díaz no la pasó. El mismo día en que compareció ante el tribunal, la causa fue archivada.
No obstante, quedó el precedente.