Cada uno de nosotros debe avanzar

Por un lado están quienes se alistan para los alivios migratorios, pero en el otro están los deportados.

El lunes cuando celebrábamos el natalicio de Martin Luther King, reflexioné que King, como todos nosotros, tuvo sus puntos bajos. Hasta el mismo Jesucristo tuvo sus momentos en que le daba ganas de estar lejos de las personas para las cuales estaba luchando, o cuando cuestionaba si tal vez dios lo había abandonado.

Hubo momentos en que el movimiento estaba al punto de fracasar y no supo qué hacer. Hubo momentos cuando personas de confianza de las cuales dependía lo decepcionaron, y hasta lo traicionaron.

Luchamos a favor de otras personas con la esperanza de que ellos, a su vez, luchen para otras personas, y para nosotros. Muchos de los que, durante los últimos 15 años, luchaban a nuestro lado para que los padres indocumentados de niños que son ciudadanos estadounidenses puedan permanecer en este país, no van a poder beneficiarse de la orden ejecutiva del presidente.

Pero en el momento en que nuestro movimiento se prepara a ayudar a millones para que consigan sus aplazamientos y permisos de trabajo, muchos se olvidarán de los deportados. Y ellos pasarán por momentos de desanimación y aislamiento.

Son pocos, y bastante separados por el tiempo, los momentos estimulantes cuando estamos todos marchando juntos, y muchos son los días en que tenemos que bregar con la vida de personas sin papeles en este país. En estos momentos frecuentemente oímos una voz que nos dice “¿Y qué beneficio hemos sacado de luchar constantemente para ayudar al prójimo?”

Creo que el Dr. King, un hombre que sacrificó su propia vida, experimentaba estos momentos de desánimo también. Solo encarándose con aquellas “noches oscuras del alma” y superándolas pudo regresar a la batalla para animar a los millones para seguir luchando.

El Dr. King inspiró a millones cuando dijo: “No puedo ser quien debo ser hasta que tú seas lo que debes ser”. Daba esperanza y un espíritu luchador cuando dijo “el arco del universo… se inclina hacía la justicia”. ¿Pero quién inspiraba a King? ¿Quién lo ayudó a pasar por sus momentos de pesimismo?

Creo que muchas veces es gente común y corriente que nos inspiran en tales momentos. ¿Cuántas madres y padres han luchado para que tengamos la posibilidad de realizar nuestros sueños?

La mera verdad es que toda la vida es puro luchar, con muchos eventos decepcionantes, con traiciones y soledad. Si perdemos fe entre otros, si abandonamos el amor, si abandonamos la lucha, nos queda solamente una amargura duradera. Pero si logramos superar nuestros momentos de desánimo, siempre existe una mañana

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