Crece movimiento de padres y estudiantes contra pruebas estandarizadas

La propuesta de Cuomo de usar los datos de las pruebas “common core” para evaluar a los profesores encendió la polémica y se esperan más de cien mil objetores a los exámenes en todo el estado.

Cuando Diana Zavala decidió en 2012 que su hijo no tomara las pruebas estandarizadas, estaba prácticamente sola. “Éramos un puñado de gente, diez familias”, dijo Zavala, quien es miembro fundadora de la agrupación Change the Stakes, que busca terminar con los exámenes del Common Core. Este año, en cambio, luego de tres días de pruebas, la madre ve en todos lados padres como ella.
La semana pasada se realizaron las pruebas de inglés en todo el estado, y las primeras estimaciones no oficiales señalan que fueron más de 100,000 niños los que no participaron, los llamados “opt-out“, aunque las cifras definitivas no se conocerán sino en varias semanas. Entre el próximo miércoles y viernes se realizarán las pruebas de matemáticas. El año pasado fueron solo 67,000 los alumnos que no tomaron los exámenes.
“Esta es una revolución, es un movimiento que no va a parar y tenemos a los políticos bastante asustados”, dijo Zavala, residente del Alto Manhattan.
La oposición a estas pruebas se encendió tras la propuesta del gobernador Andrew Cuomo de usar los resultados de esos exámenes en el 50% de la evaluación de los profesores. Sin embargo, para Zavala, el problema de las pruebas estandarizadas está más allá de los temas políticos.
Para ella, todo comenzó al ver a su hijo Jackson, que en ese momento estaba en tercer grado, ansioso, con miedo a estas pruebas. “Todas las tareas, todos los cursos eran lo mismo. Un bloque de inglés y otro de matemáticas, para prepararlos”, recuerda la madre. “El problema es que la escuela estaba en una mala situación y la ciudad les pedía buenos resultados, una prueba para mostrar que estaban mejorando”.
Los exámenes common core son pruebas estatales que buscan medir si los estudiantes han logrado aprender los conocimientos de matemáticas e inglés que les corresponden a su edad. Durante estas semanas, los están tomando todos los estudiantes de tercer a octavo grado en el estado.
Con la administración del alcalde Bill De Blasio, el énfasis en los resultados de las pruebas ha disminuido y la Alcaldía ha mantenido una posición tolerante frente a la opción de no tomar los exámenes. De hecho, se eliminó el requisito de pasar el examen para aprobar el año escolar. “Yo llamo a los padres a considerar el valor de estas pruebas para nuestro sistema escolar y la ciudad, mientras tratamos de mantener altos estándares a nuestros estudiantes y darles las habilidades necesarias para su vida”, dijo la canciller de educación Carmen Fariña en un comunicado. “Los directores y profesores también deben respetar la decisión de los padres, y asegurarse de que haya actividades alternativas para los estudiantes que no tomen la prueba”.
Mientras en años anteriores el movimiento “opt-out” había tenido fuerza principalmente fuera de la ciudad, en los suburbios y en escuelas de población predominantemente de raza blanca, este año se espera que aumenten los números en los cinco condados. El grupo anti-pruebas United 2 Counter the Core dice que en el estado el número que no tomó la prueba había llegado a 155,237 el jueves, de un total de 1,1 millones de niños. En la ciudad, ellos estiman que fueron más de 2,500 alumnos, cuando el año pasado fueron alrededor de 1,900.
Sin embargo, todavía hay escuelas donde prácticamente no hay objetores, como en The Young Women’s Leadership School, en Astoria. “Acá no tuvimos un gran movimiento de ‘opt-outs’. Les dijimos claramente a las familias que estaba permitido, pero creo que no tuvimos un solo estudiante”, dijo Maura Henry, una profesora de inglés como segundo lenguaje.
A pesar de que Henry cree que la propuesta de utilizar las pruebas para evaluar en un 50% a los maestros es excesiva, sí cree en su importancia para los alumnos. “Yo les pido que tomen la prueba, porque me da información. Me ayuda a entender realmente qué áreas necesitan reforzarse en la enseñanza. Además, las familias pueden ver cómo sus hijos van mejorando”, dijo.
En medio de la controversia, también muchos padres han terminado quedándose a medio camino, como Mia Foster, una madre de la Escuela Pública 29, en Brooklyn. “Finalmente mis hijas tomaron los exámenes porque ellas querían. Es buena práctica para el futuro, pero no estoy para nada de acuerdo con esta política. Además, hacer pruebas en tercer grado me parece mucho”, dijo Foster.

Padres opinan

“Mi hija dio la prueba. Honestamente, en el mundo que vivimos, creo que ellos deben aprender diferentes estrategias, ser fuertes para responder a este tipo de evaluaciones”. Tomasina Jones, Brooklyn.
“Alguien recién me dijo el miércoles que se podía no tomar la prueba. Yo quizás lo habría hecho, pero como todos están haciéndola, dejé que mi niña la hiciera”. Tiffany Washington, Brooklyn.
“La calidad de las pruebas no es muy buena y éstas no evalúan precisamente el éxito en el futuro. Hay excelentes estudiantes que les va mal, y estás midiendo todo con un solo momento”. Diana Zavala, Manhattan.

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