Compradores siguen expuestos a amenazas

Los ladrones de datos son capaces de explotar ciertas debilidades en las características anticuadas de seguridad tanto en las redes de pago como en las propias tarjetas.

tarjetas de credito

Algunas tarjetas de crédito ofrecen interesantes recompensas. Crédito: Consumer Reports

Ya que llega la temporada de vacaciones de verano y el aumento de gastos que corresponde con estos viajes, es un buen momento para que los consumidores conozcan las razones importantes por las que su seguridad financiera está en riesgo, especialmente cuando estos gastos se hacen con tarjetas de crédito.

A pesar de que la conciencia colectiva de los consumidores ha aumentado significativamente sobre el tema de cómo proteger su tarjeta de pago y datos financieros, muchas veces, como en el caso de la violación de la seguridad que ocurrió contra los consumidores de la tienda Target el año pasado, los ladrones de datos son capaces de explotar ciertas debilidades en las características anticuadas de seguridad tanto en las redes de pago como en las propias tarjetas.

Estos tipos de problemas de seguridad son particularmente relevantes para las comunidades hispanohablantes, donde los robos y las violaciones de seguridad pueden tener un efecto perjudicial para los presupuestos familiares.  También hay mucho de por medio en términos de la economía en general. Por ejemplo, un informe reciente encontró que los latinos, quienes representan casi una quinta parte de la población de los Estados Unidos, representan más de $1,000 millones de dólares en poder adquisitivo cada año.

Muchos no saben que los Estados Unidos mantienen una infraestructura cibernética de envejecimiento, y un alto volumen de la propiedad de las tarjetas de crédito. Según una encuesta de Gallup en abril del 2014, los estadounidenses poseen 2.6 tarjetas de crédito en promedio. Cuando los consumidores utilizan estas tarjetas, lo hacen dentro de una estructura obsoleta que fue establecida  en el año 1970.

Los grandes bancos estadounidenses y las redes de tarjetas de crédito—algunos de los cuales recibieron rescates masivos financiados por el gobierno—siguen utilizando las tarjetas de crédito con una banda magnética que el resto del mundo ya abandonó.

Desafortunadamente, los bancos siguen resistiéndose a una transición de usar el chip de computadora y tecnología PIN (número de identificación personal), lo cual  se usa en todas partes del mundo. El resultado es que la protección para los datos personales y financieros de todos los consumidores es simplemente inadecuada para combatir el fraude.

En lugar de adaptarse a las crecientes demandas para medidas más seguras, los bancos siguen ignorando las tendencias mundiales que demuestran que la tecnología chip y PIN es la forma más efectivo de proteger a los consumidores.  Los bancos insisten en que las bandas magnéticas y las firmas son formas de verificación suficiente. Las naciones europeas ya han hecho la transición a tarjetas con chip, mientras que las naciones de los mercados emergentes dejaron de usar tarjetas anticuadas de banda magnética.

En el Reino Unido, las pérdidas inducidas por incumplimiento, se redujeron de $356.5 a $160.5 millones en el 2008, después de una transición al uso de chip y PIN. Nuestros vecinos canadienses, quienes utilizan la tecnología moderna, se libraron en gran parte de las pérdidas financieras que se produjeron a partir de las violaciones que ocurrieron en tiempos recientes.

Es evidente que la tecnología chip y PIN proporciona un obstáculo adicional para los ladrones de tarjetas de crédito. Las tarjetas de chip y PIN no se pueden clonar o ser utilizadas en el caso de que se perdieran o que alguien las robe. Esto representa una defensa fuerte contra los criminales cibernéticos quienes venden información robada y  minimiza el fraude financiero.

Algunos bancos estadounidenses están prometiendo distribuir la tecnología chip y aumentar la vigilancia del robo de identidad. Pero en realidad, sólo habrá una pequeña mejoría en la seguridad, debido a que los bancos insisten que el consumidor que use esas tarjetas de chip dé su firma después de una compra. Para proteger mejor a los consumidores, sería mejor que los bancos produzcan tarjetas que requieren un numero PIN en lugar de una firma, ya que el último es más seguro.

Para los bancos que expiden tarjetas y las compañías de tarjetas de crédito, el uso de sólo tarjetas chip tiene menos que ver con la seguridad y más con las tasas que ellos les cobran a los comerciantes para procesar transacciones. También es más barato para los bancos que mantienen la infraestructura existente en lugar de invertir en tarjetas con tecnología chip y PIN, a pesar de que los consumidores están expuestos a más riesgos.

Afortunadamente, los líderes empresariales y oficiales públicos están considerando formas de mejorar la seguridad de los pagos para todos los consumidores estadounidenses. Pero el sector privado, que es más ágil, responsable y confiable, debería resolver este problema sin impulso del gobierno. La mejor solución sería que los bancos toman medidas razonables para implementar tarjetas de chip y PIN, antes que las demandas del consumidor empujen a los políticos a tomar soluciones normativas que puedan ser más pesadas.

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