Caravana solidaria transporta a refugiados

Padre e hija, refugiados afganos en camino a Alemania.

Padre e hija, refugiados afganos en camino a Alemania. Crédito: EFE

Budapest

Un numeroso grupo de austríacos y húngaros se movilizó ayer  con sus vehículos privados para acercar hasta la frontera austríaca a refugiados de Oriente Medio que tratan de salir de Hungría para continuar sus viajes huyendo de la guerra en sus países.

Aunque el tráfico ferroviario entre Budapest y la frontera con Austria se ha normalizado en los últimos días y los refugiados pueden acceder a los trenes con más facilidad, tras días bloqueados por las autoridades húngaras, al menos 3,000 personas se han apuntado a esta iniciativa lanzada en la red social Facebook.

Elisabeth Schneider, una de las portavoces de esta caravana, explicó que unos 170 coches se concentraron ayer en Viena y que luego quedaron divididos en dos grupos, uno que se dirigió a la ciudad húngara de Györ y otro a Budapest.

El plan inicial, recoger a refugiados que se dirigieran a pie por la carretera hacia Austria, tuvo que ser modificado debido a que la normalización del tráfico de trenes ha permitido que los exiliados no tengan que seguir con una drástica medida por la que miles se decidieron en días pasados tras verse atrapados en Hungría.

En la capital húngara, unos 40 vehículos aparcaron cerca de la estación de trenes de Keleti para recoger a refugiados.

Varias decenas, especialmente chicos jóvenes, aunque pocas familias y mujeres, acudieron para interesarse por la posibilidad de lograr un viaje hasta la frontera austríaca.

Roheen, un afgano veinteañero que salió de su país hace tres meses rumbo a Alemania, se mostró muy agradecido por esta posibilidad, después de diez días sin poder moverse de Hungría.

Otros tenían más dudas. Algunos preguntaban si se les tomarían las huellas dactilares para registrarlos al cambiar de país y otros insistían en viajar pero sin separarse de sus acompañantes.

Aunque las autoridades austríacas han aplicado en los últimos días una política de puertas abiertas y han permitido, e incluso apoyado, la llegada de refugiados desde Hungría y su marcha hacia a Alemania, algunos conductores seguían hoy preocupados por las consecuencias legales de cruzar a inmigrantes por la frontera.

“Los llevaré sólo hasta cerca de la frontera. No me puedo permitir problemas con la ley”, explicó una austríaca de mediada edad, que no quiso revelar su nombre ni su profesión.

Acompañada de una amiga, su plan era llevar a un abuelo y a su nieto hasta el puesto fronterizo de Nickelsdorf, donde ella misma estuvo el sábado para comprobar que allí hay un dispositivo de atención a los refugiados que van llegando.

Pese al miedo, su motivación era clara: “Me han dado vergüenza los comentarios de odio (contra los refugiados) tanto en Austria como en Hungría. Con su pasado, Austria debería tener cuidado”, señaló en referencia a la época nazi.

Acción

Por ello, decidió que no era bastante opinar y que tenía que “hacer algo”.

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