Selección mexicana: anotar es magnífico, pero eso no resuelve la situación

El fantástico debut del 'Tecatito' Corona desvía la atención del verdadero problema del Tri

El grueso de la afición mexicana festeja hoy el inicio triunfal de Jesús “Tecatito” Corona con el Porto, el equipo con alma tricolor que se perfila para convertirse en el club favorito de los aztecas.

Con Miguel Layún, Héctor Herrera y Corona, el cuadro portugués es el club europeo con más futbolistas mexicanos en su nómina y, además, con minutos de juego, lo cual sin duda se traducirá en seguidores de este lado del continente.

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El “Tecatito” debutó en la liga lusa el pasado sábado con dos de los tres goles con los cuales su club derrotó 3-1 al Arouca, lo cual de inmediato se volvió una muy buena nueva, provocadora de sonrisas y tema de tertulia en México, un país donde la importancia del gol supera por mucho a la trascendencia de otras zonas del campo donde, extrañamente y contra la historia de aquel balompié, los tricolores sufren hoy carencias.

El fútbol mexicano nunca se ha caracterizado por ser cuna de goleadores de etiqueta internacional. Sólo Hugo Sánchez rompió con esa situación en los 80 y 90 y es hasta hoy el máximo ídolo y referente internacional de aquel balompié, hoy carente de defensas centrales, posición históricamente bien cubierta por los talentos surgidos de su fábrica futbolística.

Hoy México celebra el inicio de un posible camino rumbo a la consolidación del “Tecatito”, un volante ofensivo veloz, pícaro, irreverente, pero aún sin la madurez y difícil capacidad de tomar la decisión correcta en la mayoría de las ocasiones.

Corona es un futbolista con la onza para volverse desequilibrante, pero aún con pecados de joven como lo es la tendencia a tener el balón más tiempo del necesario o hacer jugadas de más.En México la esperanza de ver su transformación de promesa a estrella ha crecido con su llegada al Porto y su fantástico inicio.

El problema del Tri

La salida de Corona del Twente holandés para ir a una liga de mayor desarrollo fue una de las mejores noticias del verano, aderezada con su arribo al equipo dirigido por el español Julen Lopetegui, un estratega idóneo por su gusto de hacer jugar a su equipo con el balón en los pies.

Pero toda esta luz de ilusión ciega a los aficionados de México frente al real problema de su equipo nacional a pocos días del trascendente duelo del 10 de octubre contra Estados Unidos para decidir cuál equipo acude a la Copa Confederaciones y el cual quedó evidenciado en el último partido del Tricolor frente a Argentina, que en cinco minutos regresó de un 0-2 en contra para empatar 2-2: la zaga central.

Ricardo Ferretti, entrenador interino de la escuadra mexicana, acudió de nueva cuenta a Rafael Márquez, zaguero con cuatro Copas del Mundo y 36 años de edad, del cual aún no hay un remplazo confiable a quien entregar la estafeta y que tras el partido ante Argentina, donde salió por calambres justo antes del empate albiceleste, dijo:  “Es momento de que la selección busque mi sustituto, yo ya estoy fuera; de salida”.

Esas palabras, para nada menores, son una alerta para tomar en cuenta ya, porque, muy a pesar del festivo éxito del “Tecatito”, nos recuerda una premisa fundamental de este juego: en el fútbol no todo es hacer goles.

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