‘Me dijo que me echaría a una presa y que mataría a mi familia’

Mujer que atestiguó los asesinatos de su esposo, un despiadado matón de un cartel de Michoacán, cuenta a La Opinión el calvario que vivió con él

Juana fue esposa de un sicario del cartel de la Familia Michoacana.  Aurelia Ventura

Juana fue esposa de un sicario del cartel de la Familia Michoacana. Aurelia Ventura Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

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“Juana” se enteró demasiado tarde que su esposo era un temido sicario en Michoacán.

Primero él llevaba drogas, armas y mercancía robada a su casa, pero un día entró empujando a una de sus víctimas, el chofer de un tráiler que lo reconoció en un atraco. Ahí lo ejecutó sin piedad.

“Yo escuché cuando el señor dijo: ‘¡No me maten! ¡Tengo familia!’”, contó “Juana” (quien nos pidió no usar su verdadera identidad por temor a represalias) con lágrimas e imitando la voz suplicante de aquel hombre a punto de ser asesinado.

“Después salieron [su marido y otros sicarios] con el señor envuelto en sábanas. Había sangre. Yo le pregunté: ‘¿Por qué lo hicieron?’. Y dijo que los había reconocido”, relata sin parar de llorar.

Desde 2007 “Juana” vive en Los Ángeles, pero no ha podido olvidar el infierno que vivió al lado de uno de los matones del cartel La Familia Michoacana y luego del grupo rival, Jalisco Nueva Generación.

“Juana” essolo una de las cientos de mexicanas que pidieron asilo en EEUU que huyen de la violencia que generan los narcotraficantes en sus comunidades. Este beneficio migratorio es casi imposible obtenerlo para personas que no sufren persecución política.  De 2010 a 2014, más de 40,000 originarios del vecino país solicitaron refugio por la ola de violencia.

Por el llanto, la mujer hizo varias pausas al narrar las aberraciones sufridas durante cinco años.

Me puso una pistola en la cabeza y se la puso a mi bebé. Me golpeó tan fuerte que me dejó sorda tres días y me pegó recién aliviada [después de un parto], me violaba cuantas veces quería, me encajó un tubo en la cintura, me dijo que me echaría a una presa y que mataría a mi familia”, relató.

Juana cuenta las aberraciones que sufrió por cinco años de parte de su esposo, un sicario. /Aurelia Ventura
Juana cuenta las aberraciones que sufrió por cinco años de parte de su esposo, un sicario. /Aurelia Ventura

De 22 años y madre de seis hijos, cuatro de los cuales dejó en su tierra, “Juana” asegura que su cabeza tiene precio en Michoacán, porque sabe de los crímenes que cometieron su esposo y sus secuaces.

Si regreso así voy a amanecer”, dice mostrando la imagen de una persona descuartizada en un diario.

El marido le confesaba sus homicidios y le decía que disfrutaba cuando sus rivales le imploraban que no los asesinara. A ella le tocaba quitar la sangre de las víctimas que quedaba en sus camisas.

Pero el calvario de esta michoacana no terminó cuando abandonó al sicario. En su camino hacia EEUU, un grupo de traficantes de personas la secuestró y la vejó por una semana.

Juana vivió un infierno antes de llegar a Estados Unidos. /Aurelia Ventura
Juana vivió un infierno antes de llegar a Estados Unidos. /Aurelia Ventura

Al llegar a Los Ángeles vivió un año en Skid Row, rodeada de indigentes y comiendo de la basura. Ahí, no obstante, se sintió segura. “Fíjese que me sentía bien, pero después dije: ‘yo no vine a estar así’”.

Al dejar las calles le esperaba otro golpe: perdió la custodia de su quinta hija, quien nació en este país. “Juana” asegura que su familia política le tendió una trampa. Ahora solo vive con su sexto hijo.

Al final de la entrevista, un tanto desahogada, “Juana”, quien se gana la vida cocinando para fiestas y reciclando metal, comparte que está a punto de obtener el permiso para operar un camión de comida.

Sus sueños son recuperar a su hija, abrir un restaurante y sanar sus heridas a través de Dios.

“Voy a salir adelante”, dice esbozando una de las pocas sonrisas de esa tarde.

10/16/15/LOS ANGELES/ ÒJuanaÓ, quien por unos a–os fue esposa de un sicario del cartel de la Familia Michoacana. Cuenta que su casa era bodega de art’culos robados, armas, incluso el lugar donde asesinaron al chofer de un tr‡ailer. (Photo by Aurelia Ventura/La Opinion)
Sus sueños son recuperar a su hija, abrir un restaurante y sanar sus heridas a través de Dios. / Aurelia Ventura
* Segunda parte de una serie especial

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