EEUU y Cuba celebran un año del inicio del deshielo pero con numerosos obstáculos a cuestas

Siguiente fase pondrá a prueba voluntad para moldear nueva relación bilateral

WASHINGTON.- Estados Unidos y Cuba marcarán el próximo jueves el primer aniversario del histórico anuncio sobre el restablecimiento de sus relaciones diplomáticas, pero éste fue apenas el inicio de una accidentada geografía hacia la normalización plena de las relaciones bilaterales.

Tras 18 meses de negociaciones secretas, el presidente Barack Obama anunció, el 17 de diciembre de 2014, el histórico acercamiento entre ambos países tras 54 años de enemistad, convencido de que ya era hora de probar algo distinto.

En una entrevista con Yahoo! News ayer lunes, Obama dijo que viajaría a Cuba antes de concluir su mandato en enero de 2017, si se ven progresos en las libertades y “posibilidades” para los cubanos de a pie y si puede reunirse con disidentes.

De concretarla, sería la primera visita de un mandatario estadounidense a la isla desde que Calvin Coolidge participó en la Conferencia Internacional de Estados Americanos en 1928. El expresidente Jimmy Carter, otro demócrata, visitó Cuba en 2011, tres años después de que Fidel Castro trasladara el cargo presidencial a su hermano, Raúl.

El anuncio sobre el deshielo condujo a la reapertura de sus respectivas embajadas en Washington y La Habana en julio pasado, suscitó elogios y protestas en todo el espectro político, y dejó numerosos interrogantes sobre los siguientes pasos.

Desde el Congreso y la contienda presidencial, la mayoría de los republicanos, entre éstos el senador Marco Rubio y el exgobernador de Florida, Jeb Bush, ha criticado la nueva política como una “concesión” inmerecida para el régimen castrista.

La congresista republicana por Florida, Ileana Ros-Lehtinen,  cree que nada ha mejorado en su país natal desde diciembre pasado.

Pero el subcontratista Alan Gross,  puesto en libertad en La Habana el día del anuncio, tras cinco años de prisión, irónicamente confía en la evolución positiva del cambio.

“Aunque fui un catalizador involuntario de este cambio, espero ahora ayudar a fomentar las continuas buenas relaciones entre nuestros países y ciudadanos”, dijo Gross.

Resultados concretos

Dos meses antes de la reapertura de las embajadas, EEUU ya había sacado a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, lo que se sumó a una mayor flexibilidad en los viajes y envíos de remesas a Cuba, acuerdos ambientales, y el restablecimiento, aunque limitado, de ciertos servicios bancarios.

La semana pasada, ambos países acordaron lanzar un programa piloto para reiniciar el servicio de correo directo y paquetería, interrumpido hace más de medio siglo.

En los próximos doce meses, las autoridades de EEUU prevén continuar las negociaciones que conduzcan a más resultados tangibles, como un mayor intercambio económico, más contactos de “pueblo a pueblo”, y una mejoría en la vida diaria de los once millones de cubanos en la isla.

La idea es que la inversión de capital, tecnología y experiencia de EEUU en Cuba facilite o acelere las modestas reformas políticas y económicas que ha emprendido el gobierno cubano.

Los sectores del turismo, la banca, y las telecomunicaciones figuran entre los primeros beneficiados en Cuba, donde el número de turistas estadounidenses aumentó un 36% entre enero y mayo pasados, en comparación con el mismo período en 2014, según “Engage Cuba”, una coalición de empresas privadas de todo EEUU.

Pero la isla, donde un incipiente sector privado ya numera el medio millón de personas,  necesitará un eventual acceso a las instituciones multilaterales para concretar inversiones en sus sectores de infraestructura, energía y vivienda.

El cambio de política de Obama ha encontrado aliados entre el empresariado, sobre todo en el sector agrícola, en el mundo académico y los ámbitos cultural y religioso. También entre antiguos críticos republicanos como el exsecretario de Comercio bajo la presidencia de George W. Bush, Carlos Gutiérrez, de origen cubano.

El riesgo es que las nuevas medidas puedan ser revertidas si un republicano gana la presidencia en 2016 -como ha prometido hacer Rubio-, aunque es poco probable que lo haga sin un costo político, según observadores.

Camino con baches

Pese a los avances, antes impensables en el marco de la “Guerra Fría”,  ambos países deberán sortear un camino repleto de obstáculos hacia la normalización plena de las relaciones bilaterales.

“Cuando quede claro que este progreso es irreversible, tendremos más municiones para convencer a nuestros representantes elegidos de que está en los mejores intereses de EEUU y Cuba eliminar por completo las prohibiciones de viaje y el embargo”, dijo a este diario James Williams, presidente de “Engage Cuba”.

Williams enumeró las tareas pendientes en la agenda bilateral, como más licencias de viajes para individuos, un acuerdo de aviación civil, y el continuo diálogo sobre asuntos como los derechos humanos, los reclamos de propiedad, e inmigración.

Cuba insiste en que EEUU levante el embargo impuesto en 1961, algo que sólo el Congreso puede anular.  También pide la devolución de Guantánamo y la eliminación de la política de “pie seco, pie mojado” que, a su juicio, alienta la migración ilegal hacia EEUU, dos asuntos que por ahora parecen imposibles.

El gobierno de EEUU ha dicho que continuará insistiendo en el respeto a los derechos humanos y las libertades civiles; el florecimiento de la sociedad civil; la extradición de fugitivos estadounidenses que han encontrado refugio en la isla, y la compensación por bienes confiscados a estadounidenses.

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